sábado, 24 de octubre de 2009

Folleto 6

El hombre, ser social.

El título general de estos folletos puede ser engañoso para algunas personas. No intentamos liberarnos del sufrimiento para alcanzar una torre de marfil, para conseguir una consciencia desarrollada para nosotros solos, sino para ayudar “a la construcción del Reino”, para aliviar a los demás del sufrimiento.

Nuestro corazón está dividido en dos partes: una de ellas me lleva a cuidarme de mí mismo, no hacerme daño, no dejar que nadie me haga daño. La otra parte me conduce a cuidar a los demás, a no hacer daño a nadie, a intentar que no se haga daño a nadie.


Mi corazón debe estar equilibrado como los dos brazos de una balanza, si sobrecargamos uno de los brazos, la balanza se desequilibra. Mi objetivo es salvarme yo para ayudar a salvar a los otros, a los desamparados. Nuestro objetivo es desarrollar mi consciencia para construir “el Reino”.

El “ego” nos dirá continuamente que lo único importante soy yo, que cada uno se las arregle como pueda, que esto es una jungla y hay que sobrevivir, que somos muchos, que sobra gente, que en la cumbre no hay sitio para todos, que hay gente extraña de las que estamos separados, personas a las que hay que excluir, personas que en cierta forma son impuros. El “ego” nos dirá continuamente que somos diferentes, que tenemos derecho a poseer y disfrutar de privilegios por esa diferencia, que estamos separados de los demás.

No es cierto. No existe material sobrante, no hay personas prescindibles, no hay personas malditas. No somos diferentes, no estamos separados, nadie debe ser excluido. Todos somos “peregrinos del Reino” y “Ciudadanos del Reino”.

El frágil hilo de nuestra fe está siempre amenazado por las atronadoras trompetas a nuestro alrededor de la violencia, odio, miedo y cinismo que nos producen rabia, dolor y desolación, y nos quieren seducir para que les sigamos y arreglemos de esta manera los problemas, añadiendo más violencia y más miedo porque nuestra mente racional no puede comprender ni ver con la luz de la consciencia.

Perdemos la capacidad de ver como Dios ve, amar como Dios ama; de crecer en compasión y sabiduría.

El vivir solamente para sí mismo no es la dinámica del Reino. Hay que escoger: con la Consciencia, Dios y el Reino o con la vida individual y viviendo para el ego. Es la elección entre Vida y Muerte. Es elegir entre el intimismo, el egoismo egocentrista enfermizo y la apertura sana a los otros. Entre vivir bien yo, despreocupado de los otros y vivir con los demás, ayudar a los demás.

No hay que confundir; hay una vida individual, independientemente sana y otra insana, propia de las personas dormidas. Hay muchos anacoretas, ermitaños, monjes, que viven una vida individual y pertenecen al Reino. No se refiere a eso cuando hablamos de independencia, sino al egoísta con el corazón cerrado y ciego a la Vida y al Reino

Es la diferencia entre los que solamente piensan en sí mismos, en su bienestar y los que piensan en sí y en los demás.

No vivimos solos. Nos dirigimos a nuestro destino en compañía de otras personas. Vamos en una barca y cada uno de nosotros lleva un remo: formamos una comunidad, un pueblo.

El hombre es un ser social; esto quiere decir, que vive en grupo, en “manada”. El hombre ha llegado a ser lo que es, porque se ha organizado en grupos. Este vivir en manada, en comunidad con otros hombres, tiene una gran importancia en su vida, pues le dice, en parte, quien es él, qué debe hacer y qué es tener éxito. Preguntas básicas de toda persona. Y además debe aprender a “convivir” en el grupo con otras personas.

Nuestra vida tiene una dimensión social, no vivimos aislados, no existen islas.

Nunca puede existir verdadero bienestar propio, si no existe bienestar en lo que nos rodean. No puedo ser libre en una sociedad donde hay personas que están esclavizadas. Sea portador de la luz y una antorcha para el bien. Comparta sus dones, comparta sus esperanzas, comparta sus habilidades con los demás. (Anthony Robbins)

La esencia de Dios es la bondad. Dios actúa en nosotros, se hace presente, cuando vemos, pensamos, actuamos como Él. Ubi charitas et amor, Deus ibi est. Donde está el bien, allí está Dios. Dios en este mundo padece frío y hambre en la persona de todos los que tienen necesidades, como dijo Jesús: “Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, conmigo lo hicisteis”.

El infierno es no poder amar. (Dostoyewski) Donde no está el amor, allí está el infierno. En el infierno no se ama. Ni hay esperanza. Ni hay fe. Allí se ha perdido el sentido de la vida.

Algún día, cuando hayamos dominados los vientos, las olas, las mareas y la gravedad, aprovecharemos estas energías y todas nuestras fuerzas para el amor de Dios y a los demás. Entonces, y por segunda vez en la historia del mundo, el hombre habrá descubierto el fuego. (Teilhard de Chardin), y estará más cerca de la felicidad.
Si el hombre busca la felicidad, ¿qué es esta?

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