sábado, 24 de abril de 2021

Folleto 225

Conócete a ti mismo



En el sótano de nuestra psique existen fuerzas escondidas, pulsiones que sin darnos cuenta nos empujan a tomar decisiones que creemos originadas por nuestro yo libre y consciente. En cierto modo, parte de nuestra personalidad está manejada por hilos invisibles que, como a las marionetas, nos manejan y empujan. El conocernos cada vez más y sacar a la luz esas fuerzas interiores ocultas es uno de nuestros principales objetivos. 

“Conócete a tí mismo” (en latín, "Nosce te ipsum") era uno de los principales aforismos griegos y estaba escrito para que todos lo recordasen en el templo de Apolo, siendo tan importante entonces como ahora.

Los psicólogos, que siempre están a la búsqueda de los motivos de la conducta humana, advirtieron que cuando la mayoría de las personas navegan por Internet y pueden elegir entre motivos en los que fijarse, deciden por mayoría aquellos temas que les hacen enfadarse o asustarse. A primera vista puede parecer algo absurdo, pero tiene una lógica evidente contemplar esta conducta bajo una visión evolutiva. Es importantísimo para nosotros conocer qué nos asusta o aquello que nos puede hacer daño, pues, nos va la vida en ello, y tenemos que aprender a evitarlo de todas las formas posibles. Necesitamos conocer qué circunstancias pueden ser un peligro mortal para nosotros y apartarnos de su camino, motivo por el cual se busca esa información, generalmente, sin advertirlo.

Y los especialistas en “marketing” aprendieron a usar esta fuerza oculta para aumentar la venta de sus productos.

En internet y en las redes sociales el beneficio de las empresas publicitarias depende del número de personas que leen u observan sus anuncios. Y aquí entran los algoritmos. Un algoritmo es un código de inteligencia artificial que mide y archiva cuantas veces un cliente ve un tipo de anuncio y “sabe” que tipo de anuncios vemos, y “sabe” si nos gustan las zanahorias o las flores, incrementando automáticamente el número de publicidad sobre zanahorias o flores que insertarán en nuestro ordenador o teléfono móvil para la próxima vez que lo encendamos. Igualmente “sabe” qué nos enfada o asusta, y aumentará la información sobre acontecimientos que nos enfaden o asusten, creándose una espiral sin fin. Así funcionan los periódicos, emisoras de radio, tv, cine, etc. Buscan atrapar lectores con la finalidad de vender sus anuncios.

La consecuencia es que cada vez estaremos más asustados y enfadados porque ingerimos sustancias tóxicas que nos contaminan, es una especie de droga. Si escuchamos que tal partido o persona es un “enemigo, un ladrón, un asesino o un aprovechado” no le quepa la menor duda que cada vez que vea o escuche al “enemigo”, le darán ganas de eliminarlo de su vida. Es un simple reflejo condicionado usado política y publicitariamente desde la antigüedad.

Nuestra meta en este territorio consistirá en adquirir una información correcta, objetiva, sobre la realidad, pero sin dejarse contaminar.

¿Qué podemos hacer para que nosotros y la sociedad no esté tan polarizada, viendo enemigos por todas partes y viviendo en una permanente confrontación?

Controle sus pensamientos y sus formas de expresión: deseche pensamientos y vocabulario extremista y descalificador de las personas y agrupaciones. Muchas veces no lo advertimos.

Elimine las fuentes de información que incitan a tratar a sus oponentes como “enemigos y escoria humana”

Evite las mentiras, falsedades, demagogia que distorsionan la realidad e intentan manipularnos.

Busque desarrollar un pensamiento crítico que ponga a cada elemento en su sitio.

“Estas sugerencias no son difíciles de seguir. De hecho, son bastante simples. Pero su efecto podría ser profundo. Si suficientes de nosotros los hiciéramos, suficiente tiempo, podríamos cambiar el mundo.

¿No es hora de que lo intentemos?” (David Evans)

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