lunes, 16 de julio de 2018

Folleto 154

Dr. Jekyll y Mr. Hyde (II)



Comentábamos en el folleto anterior que cuando cambiábamos nuestra personalidad (convirtiéndonos de Jekyll a Hide), se nos presentaba un problema, porque bajo el dominio de estos nuevos rasgos actuábamos de forma muy desagradable; nos avergonzándonos posteriormente de las tonterías que habíamos dicho o hecho. Como un camaleón, transformamos nuestro modo de ser sensato en otro insensato.

¿Qué podemos hacer para no caer en estos comportamientos tan ruines?

Algunas técnicas que NO funcionan aunque son muy recomendadas por famosos psicólogos:

1. Coloque una herradura boca abajo en la puerta principal de la casa; aleja a estos seres.

2. Si no tiene una herradura, cuelgue ajo sobre la puerta, ya que también protege de los malos espíritus.

3. Cultive romero en su jardín, o en una maceta en el balcón, guarde un ramito de él en su bolsillo o cuelgue una corona de romero en su puerta. En la antigua Grecia, las personas quemaban romero en los santuarios para repeler los malos espíritus y mantener a raya las enfermedades.

4. Use joyas hechas de calcedonia, obsidiana o plata. Los tres materiales tienen propiedades para protegerte de estos seres.

5. Cuando vaya a dormir cada noche, coloque los zapatos que tenga la intención de usar el día siguiente a los pies de la cama. Enfrente uno de los zapatos en cada dirección. Esto confunde a las falsas personalidades y hará que le dejen en paz


Algunas técnicas que SÍ funcionan:

1. Cuando note que se está convirtiendo en Hyde o Hulk (se le cambia la cara, el corazón late más rápido, una mano se está coloreando de tono verdoso, babea, aumento en la intensidad de voz, etc.) identifique claramente el personaje en el que se está transformando.

2. Póngale una nota a la intensidad del cambio de personalidad; por ejemplo: “Me estoy convirtiendo en el agresivo monstruo Frankestein o en el irascible Hulk y la calidad del cambio es del 60%”

3. Inmediatamente abandone el lugar donde está ocurriendo la transformación, vaya a un cuarto de baño, cierre la puerta, mírese en el espejo la pupila y si todavía no ha tomado un color rojo fuego (de llama de infierno) la cosa tiene solución; todavía no es demasiado tarde.

4. Lávese la cara con abundante agua fría (incluso es muy aconsejable según algunos estudios de prestigiosas universidades americanas, quitarse los calcetines y mojarse los pies con agua fría)

5. Vuelva al espejo y haga una mueca (sin ganas) para reírse de sí mismo.

6. Mida otra vez el grado de identificación con el monstruoso personaje que quería dominarle y observe si ha disminuido en intensidad el parecido…

7. Repita la operación hasta que el grado de semejanza sea inferior al 5%

8. Cuando llegue a esta cantidad (más o menos) puede salir del cuarto de baño y comentar simplemente a los demás que padece una diarrea muy pesada que no le deja en paz…

¿Qué podemos hacer si la pupila ya ha tomado el color rojo característico de alta concentración del virus “horripilantusbichis” índice que la transformación total está a punto de hacerse realidad?  El problema es más serio. El único remedio que se aconseja en estos casos extremos es el denominado “Baile de San Vito”. Salga a la calle y corra. Dele una vuelta a la manzana de su casa a  toda velocidad. Es la única posibilidad de librarse de esta maldición que deja en pañales a la peor peste o lepra.

No hay mayor conquista que la de uno mismo;  no hay mayor victoria que la transformación interior. Conviértase en la persona que quisiera ser y abandone todos los otros “yoes”.

Permanecer en nuestro mejor yo, en nuestro verdadero “yo”,  es el ideal en que debemos convertirnos y la lucha para no dejarnos infectar por otros “yoes” es una tarea para toda la vida.El grado de maduración de una persona, según los expertos, está indicado por las veces en que nos resistimos a convertimos en otra persona maligna.

No se lo tome a Broma, cualquier infierno terrenal (totalitarismos, fascismos, nacionalismos...) nos enseña hasta donde pueden llegar las infecciones del terrible virus y su capacidad de transformación de la personalidad humana en verdaderos monstruos, enfermedad que se puede instalar hasta en los países más civilizados y en las personas más inteligentes, con las terribles consecuencias que conocemos.

Para profundizar sobre el problema investigue en que se convirtieron personas normales que al infectarse del maligno virus crearon los diferentes partidos nacionalistas y sectas religiosas.

¡Manténgase alerta!

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