Neuronas. Neurotransmisores. Estados de ánimo.
Estoy cansado de que me animen a todas horas en la radio y por todos los otros medios de comunicación. También estoy cansado de que me den consejos para llevarme bien con la familia a la que no veo nunca. Quiero escribir sobre algo distinto que nos distraiga y al mismo tiempo nos explique los fundamentos neurológicos de nuestros estados de ánimo y la manera de aprovecharnos de la asombrosa organización celular del sistema nervioso. Y para ello empezaré explicando qué son las neuronas y cómo trabajan.
Las neuronas son las principales células del sistema nervioso. Forman una compleja red que permite que se comuniquen entre sí, desde el cerebro y la médula espinal, hasta el resto del cuerpo, siendo su principal función procesar la información del organismo.
Hay millones de ellas en nuestro cuerpo. Se componen de un núcleo rodeado de una estructura en forma de estrella, como los brazos de un pulpo, llamadas dendritas, con una prolongación que puede llegar a alcanzar hasta un metro de longitud, llamado axón. No está de más recordar que fue un español, Ramón y Cajal (premio Nobel), el primer científico que logró mostrar el sistema nervioso del cuerpo humano, la existencia de las neuronas, la conexión que existe entre ellas y cómo funcionan.
Las neuronas no están en contactos directo unas con otras, hay una separación entre ellas que se denomina “espacio sináptico”. ¿Cómo se comunican entre sí? Una neurona lanza a su vecina, a través de la dendrita (su brazo), una especie de "bolas de tenis" que la neurona adyacente recoge y almacena; estas "bolas de tenis" se denominan neurotransmisores.
Nuestro cerebro está formado por millones de neuronas, miles de millones. El encéfalo de una persona adulta acostumbra a tener alrededor de cien mil millones de neuronas. O, expresado en números, entre 86.000.000.000 y 100.000.000.000 (10 elevado a 11).
El cerebro de un babuino tiene aproximadamente 14 mil millones de neuronas y el de un gorila 28 mil millones. El cerebro humano puede ser parecido al de otros primates, pero su diferencia fundamental es que contiene muchas más neuronas.
Nos perdemos con estas cantidades, pero para hacerse una pequeña idea, la distancia de la tierra al sol es de 149.597.870.700 metros, es decir: 150 millones de kilómetros. La distancia de la tierra a la luna es de aproximadamente 385.000 km.
Estas cifras pueden parecer abrumadoras, pero lo que realmente hace que el cerebro humano sea un sistema tan complejo no es el número de neuronas que tiene una persona, sino el modo en que estas neuronas interactúan entre sí.
Como decíamos antes, los puntos en los que estas células nerviosas se conectan entre sí se llaman “espacios sinápticos”. Una misma neurona puede estar asociada a varios de espacios sinápticos, por los que recibe y envía información. ¿Cuántos espacios sinápticos hay en un cerebro humano adulto? Se calcula que aproximadamente cada una de los cien mil millones de neuronas tiene un promedio de 7.000 conexiones sinápticas con otras neuronas. Las estimaciones varían para un adulto, pero van de 100 a 500 miles de billones de sinapsis. 10 elevado a 14. Es decir: 100.000.000.000.000.
En cada uno de estos espacios sinápticos miles de neurotransmisores son emitidos y captados por las neuronas que comparten ese espacio sináptico, y dependiendo del tipo de neurotransmisores y de su cantidad, las neuronas se activarán siguiendo uno u otro patrón de frecuencias influyendo en sus pensamientos, sentimientos y conductas. Con razón se afirma que "el cerebro humano es el elemento más complejo que conocemos en todo el universo".
Toda esta introducción viene al caso para mostrarle que, poco a poco, aumenta nuestro conocimiento sobre el funcionamiento de nuestro cerebro, sobre las raíces neuronales de nuestros estados de ánimo y sobre lo intensamente relacionados que están nuestros estados de ánimo con los neurotransmisores en los mamíferos.
¿Verdad que le gusta sentirse bien y no le hace ninguna gracia sentirse mal? ¿Y que desearía que los buenos momentos no terminasen nunca? Todo ello se debe a la estructuración de sus neuronas y a cómo se relacionan entre sí para un único fin: enseñarle a sobrevivir en un mundo hostil. Porque su cerebro ha evolucionado para sobrevivir, no para hacerle feliz. Y sus neurotransmisores están diseñados para hacer un trabajo, no para que no cesen de fluir constantemente haciéndole sentir muy bien. La naturaleza es muy avara con sus recompensas y se cuida muchísimo de economizar el capital de neurotrasmisores que le hacen sentirse bien.
Las neuronas estructuran las "autopistas" de la información de nuestro sistema nervioso, por donde "circulan a toda velocidad" los impulsos eléctricos responsables de sus sentimientos y conductas. Estos últimos, han ido y continúan evolucionando, durante millones de años, desde los primitivos mamíferos de los que somos descendientes hasta hoy. Porque usted, entre otras cosas, es un mamífero social y ello determina su vida. Y su cerebro no habla, no tiene lenguaje; se comunica a través de estados de ánimo, ocasionados entre otras causas, por "cascadas" de neurotransmisores.
Entre los principales neurotransmisores, examinaremos en los próximos folletos las funciones de la dopamina, oxitocina, serotonina, endorfina y cortisol. Les adelanto un poco:
Dopamina: se dispara cuando tenemos la percepción de que podemos conseguir una buena meta. Nos recompensa cuando avanzamos hacia esa meta. Cuando alcanzamos la meta, se acaba la dopamina.
Serotonina: nos indica que estoy en la cumbre.
Oxitocina: es la señal de que confío en tí.
Endorfinas: estoy seguro, sin miedo.
Cortisol: me indica que ese no es el camino.
Conocer cómo funciona cada uno de ellos y cómo los podemos controlar es esencial para alcanzar buenos estados de ánimo. Porque usted tiene la capacidad de aprender a conducirlos.
Los examinaremos en los folletos siguientes.
Le recomiendo https://innermammalinstitute.org/ donde Loretta Brauning le puede guiar paso a paso por este campo del conocimiento tan interesante.
Me despido con un pensamiento moral de Séneca apropiado para estos momentos:
“Te juzgo infortunado porque no has tenido ningún contratiempo fuerte en tu vida, sino que has transitado por ella sin un buen oponente; nadie es capaz de juzgar de lo que eres capaz, ni tú mismo”.
Esta es nuestra oportunidad.
En el próximo folleto analizaremos detenidamente la dopamina.
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