viernes, 9 de noviembre de 2018

Folleto 162

Reevaluación de la situación



¡Que vienen los bárbaros!

En nuestra vida hay momentos gozosos, alegres, maravillosos, pero también momentos muy desagradables: tristes, desanimantes, depresivos. Se originan cuando los bárbaros nos asaltan y conquistan nuestra plaza fuerte.  ¿Quiénes son los bárbaros? Nuestros enemigos, los que intentan hacernos daños; fundamentalmente los pensamientos negativos, falsos, distorsionados, que intentan introducirse en nuestro castillo y arrebatarnos el ánimo, la fuerza, las esperanzas, la paz. Los bárbaros son tantos internos, los producimos nosotros mismos, como externos.  Hoy se denominan “Fake news”, noticias falsas, bulos. que llegan a adquirir enorme importancia y repercusión dentro  y fuera de nosotros porque la gente y los medios de comunicación las crean, las comparten, las difunden aumentando exponencialmente su alcance, y nos convencen.

La función de la inteligencia es poner orden en medio del caos. La labor de los defensores de la fortaleza es impedir que los bárbaros la tomen por asalto y adoptemos sus creencias como ciertas y verdaderas. La labor del pastor que conduce al rebaño es impedir que éste se desmande, se desperdigue y se pierda. De lo contrario, Hemos perdido el control de la situación, nuestro castillo ha sido tomado por los asaltantes, el rebaño se ha disgregado.

La clave para que nuestro yo, nuestro castillo, no se pierda es que  los bárbaros atacantes, las ideas distorsionantes, negativas y falsas, tanto internas como externas, no tomen el mando de la situación, nos manden y dicten que es lo que tenemos que hacer. La clave es que  no nos demos por rendidos y cedamos en los momentos difíciles ante  los  que quieren conquistarnos y dominarnos. Que en los momentos difíciles no se nos nuble nuestra consciencia.

Para conseguir esta meta hay que empezar por la evaluación correcta de la situación, y posteriormente, en reenmarcar, reajustar nuestros pensamientos distorsionados a la realidad porque ante la dificultad, tenemos una fuerte tendencia a desfigurar lo que es; exageramos, generalizamos, definimos lo que nos ocurre como insoportable, horrible, insuperable, al mismo tiempo que tapamos lo positivo.

El poder destructor de los bárbaros consiste en que nos arrebaten y en que perdamos nuestra identidad profunda, el sentido de la vida, en quebrarnos y amargarnos y de oscurecer nuestra capacidad de responder armoniosamente ante la vida.

En el musical “Oliver”, sobre la novela de Dickens  “Oliver Twist”, hay una canción que conviene escuchar de vez en cuando “I'm reviewing the situation”,  (tengo que revisar mi situación) donde Fagin, uno de los protagonistas se plantea otra forma de vida.

Es imposible defenderse si nos asustamos ante los enemigos, si damos muestra de debilidad, si no conocemos sus artimañas y trampas.

Hay bárbaros por todas partes, incluso olores a bárbaros, que intentan contaminarnos con  todos sus  virus malignos mentirosos que nos dejan amargados y sin fuerzas. Algunos de sus engaños más frecuentes suelen ser:

¿Por qué yo?  ¿Por qué me está ocurriendo esto a mí?

Esto no debería de sucederme

El mundo debería ser diferente

Yo soy así, no puedo cambiar.

He desperdiciado mi vida

Ellos tienen la culpa.

Yo tengo la culpa.

El problema no tiene solución

No debería experimentar ningún dolor físico ni contrariedad.

Debería gustar a todo el mundo y todos deberían de quererme.

Tener éxito en la vida debería ser algo muy fácil

Si cae en algunas de estas trampas, estamos dejando que los bárbaros nos conquisten, prolongamos el sufrimiento, dejamos de guiarnos por  la razón y la consciencia

El conocimiento objetivo de lo que es, de nosotros, de los demás y del mundo que nos rodea es indispensable para poner orden en el caos. Las cosas son como son. Esto que parece una trivialidad es el punto de arranque de cualquier acción para cambiarlas. Una vez conocida la realidad, si no me agrada, me preguntaré si puedo cambiarla razonablemente, y me pondré a ello. Si no puedo cambiarla, la aceptaré tal cual es, incondicionalmente, y me convertiré en mago: buscaré lo positivo de la situación. (Los magos en los cuentos cambian la paja en oro, hacen milagros. Los malos por el contrario son destructores). Reevaluar la situación no es engañarnos sobre la realidad y disfrazarla con bellas palabras. Los obstáculos no son una enfermedad del idioma, cuando tengo una grave enfermedad, la tengo, reenmarcar la situación es encontrar los argumentos los suficientemente fuertes que me permitan no dejarme acobardar, asustar, desanimar por lo que me esté ocurriendo.

¿Complicado? Un poco, pero bien venido a la vida, a la realidad. Usted puede conseguirlo porque otros muchos lo han hecho posible.

La flexibilidad cognitiva, nuestra manera de acercarnos de una manera diferente a la usual a la realidad abandonando viejos patrones, viejas estrategias, fantasías falsas que solamente nos proporcionan sufrimiento,  nos hará más eficientes; si abandonamos nuestra mentalidad de víctimas liberaremos nuestra mente y nos moveremos hacia delante.

Frecuentemente no podemos controlar lo que sucede en nuestro entorno ni podemos cambiar el pasado, es posible que este nos influya, pero no nos ata. Podemos controlar nuestras reacciones; el no quejarnos de las limitaciones propias, las de los demás, de los fallos de los  instrumentos que nos rodean, el mantener la calma, la paciencia, dará la medida de nuestro crecimiento como persona.

Respirar profundamente ante las dificultades, examinarlas críticamente, pensar guiándonos con propósitos nobles y una actuación correcta, como afirmaba Aristóteles, deben ser los fundamentos que dirijan nuestra vida.

“Sursum corda”, arriba los corazones y hacia delante.

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