lunes, 20 de abril de 2020

Folleto 201

Oxitocina



La oxitocina fluye en el cerebro cuando se crea  un  sentimiento de confianza y seguridad con otras personas o un grupo. Su lema es: “confío en ti”. Disminuye el estrés y ayuda a la colaboración. Cuando una persona se siente segura y protegida por el grupo o por compañeros especiales, se dispara este compuesto químico. Sería estupendo sentirla continuamente pero siempre volvemos a lo mismo: nuestro cerebro está “programado” para sobrevivir, no para hacernos sentir de manera ininterrumpida en el séptimo cielo. El factor evolutivo nos encauza a tomar decisiones muy cuidadosas sobre cómo liberar oxitocina: cuando creamos lazos con personas o grupos en los que podemos confiar.

¿Por qué buscamos la confianza en el grupo con tanta necesidad? Porque los mamíferos humanos basamos nuestra seguridad en estar rodeado de personas. En el estado de naturaleza, un mamífero aislado es presa fácil de un depredador. Las alianzas entre varios individuos facilitan la supervivencia. Por esta razón, la selección natural construyó un cerebro que nos recompensa con un sentimiento de placer y gratificación cuando construimos estas alianzas.

En la mayoría de las especies se necesita una manada para proteger un bebé o alimento de los depredadores. Los elefantes necesitan un grupo para proteger a sus crías de los leones. Los leones necesitan una manada para proteger su comida de las hienas. Los monos necesitan de sus compañeros para advertirles sobre la inminente amenaza de serpientes, rapaces y carnívoros que se aproximan. Una madre mamífera generalmente construye lazos con una manada para proteger sus inversiones genéticas.

Desgraciadamente, como todos los neurotransmisores, la oxitocina se metaboliza muy rápido (su efecto deja de gratificarnos con rapidez). Como consecuencia, buscamos continuamente más muestras de apoyo social para seguir disfrutando de oxitocina. Por el contrario, cuando nos sentimos amenazados segregamos cortisol que nos avisa de que perdemos apoyo social.

Podemos observar a simios que les falta un dedo de la mano o del pie: han estado distraídos o han permitido que un simio más fuerte se acercase demasiado. Cualquiera que esté lo suficientemente cerca para tocarte puede lastimarte.

La sensación de confianza y el sentido del tacto están muy estrechamente relacionados. El tacto desencadena el flujo de oxitocina: es lo que comúnmente se denomina como “la química del amor” o “el neurotransmisor de la unión”. Pero solo en el caso de que el contacto sea a través de alguien en quien confía. Si el individuo que le toca es un desconocido, en lugar de oxitocina fluye cortisol (el “oponente” de la oxitocina), originando una sensación desagradable.

Pero la vida en compañía no siempre es agradable, sino que con frecuencia es muy frustrante. Compartir alimento, a veces, no es “lo que pide el cuerpo”. En ocasiones, el mamífero se siente tentado de buscar comida alejado del grupo… pero a medida que se aleja comienza a despertar en su interior una sensación de ansiedad y alarma (producto del cortisol) que ocasiona que el mamífero, generalmente obediente a sus estados anímicos, regrese hacia la seguridad del grupo. Si está aislado tiene pocas posibilidades de supervivencia, pero si se queda en el grupo tiene mucha competencia para satisfacer sus necesidades básicas.

La evolución resuelve esos dilemas de la siguiente manera: si da un paso hacia futuras metas posibles, le recompensa con dopamina. Si se acerca a un grupo aceptable para su estatus, produce serotonina. Si se aparea con éxito, libera oxitocina. Por último, si se aleja del grupo segrega cortisol. El cerebro sopesa premios y castigos. Generalmente la elección es la óptima. Aquellos que eligen mal son exterminados (selección natural).

Los enemigos comunes unen a los mamíferos a pesar de las inevitables fricciones dentro del grupo. También el aseo mutuo es una herramienta clave en ciertas comunidades de mamíferos. La oxitocina se estimula cuando la piel de un mono es acariciada por un compañero de aseo que busca insectos o parásitos. La oxitocina conecta todas las neuronas activas en ese momento, enseñando al primate a esperar buenos sentimientos de ese individuo en el futuro.  Sin embargo, hay veces en los que la ayuda esperada no se produce. La confianza traicionada es un sentimiento muy desagradable pero con una finalidad muy útil: enseña a no esperar apoyo de determinados individuos en ciertas condiciones y circunstancias.

Los humanos no eliminamos los insectos del pelaje de otros humanos, pero tenemos muchas otras formas alternativas para estimular la producción de oxitocina. Acudimos a distintas formas de reuniones con otros humanos y nos “acariciamos” simbólicamente: cantamos, gritamos y aplaudimos en grupo en los estadios de futbol, en los conciertos…

Pruebe algunas estrategias para desencadenar oxitocina.

Confíe pero examine esa confianza que usted concede. Entregar y recibir tienen ser proporcionados, de lo contrario nos encontramos ante una relación no equilibrada. Tome la iniciativa: acaricie, comparta, ofrezca… construya una relación ofreciendo oxitocina, pero exija respuestas.

Ofrezca y reciba masajes de personas de su confianza. Es un gran estimulador de oxitocina.

Acepte su naturaleza de mamífero social. Acuda a lugares donde se reúnan personas de sus características, donde le reconozcan por su nombre, donde se sienta arropado. No se encierre en sí mismo, pero al mismo tiempo mantenga sus lazos con los demás inteligentemente (no puede ser amigo de todo el mundo).

Sepa que sus niveles de oxitocina pueden subir y bajar a corto plazo, conociendo esto, cuando se sienta mal tratado o traicionado por otros a pesar de estar actuando correctamente, piense que los otros están sujetos también a los cambios en sus niveles de oxitocina por múltiples circunstancias. No lo personalice, organice nuevos lazos o, si es posible, restablezca los antiguos.

No todo es química: sus creencias, pensamientos, actitud, pueden modular e incluso modificar sus componentes químicos orgánicos. Es una de las ventajas de ser un mamífero racional.

En el próximo folleto veremos la "endorfina", la morfina interna. Un buen calmante para el miedo, la tranquilidad y el buen humor.


Notas tomadas de Loretta G Breuning, PhD.

No hay comentarios:

Publicar un comentario