domingo, 14 de junio de 2020

Folleto 207

La escucha de malas noticias



Hay buenas y malas noticias, pero parece razonable que si estamos sometidos continuamente a la escucha de  malas noticias, nos sentiremos mal. Esto no quiere decir que hay que meter la cabeza en un agujero de avestruz y se olvidarse del mundo, sino que  no le ayudará estar permanentemente escuchando los informativos que viven de recordar a cada momento lo desastroso que es el universo y que esto no tiene solución.

La mayoría, de las noticias, además de ser repetitivas y no añadir nada nuevo, son sobre temas intrascendentes, y  usted no debe permitir que le hagan perder el tiempo ni entre en su casa lo que no sea significativo. Cada uno es responsable de su paz interior; a nosotros nos corresponde crear las condiciones de nuestro bienestar. Es responsabilidad nuestra y de nadie más. Domine la vida y no permita que la vida le domine a usted. Al decidir que es lo que permite que entre en su mente, ha dado un paso de gigante.

Experimente con la disciplina de ponerse al día con las noticias sobre lo mal que va el mundo solamente el sábado o el domingo y deje de leer los periódicos, o ver las noticias de televisión o escuchar a la hora en punto que tiene que decirle la radio.
Le aseguro que no se va a perder absolutamente nada.

No empiece el día escuchando desastres, se introducirá en un torbellino deprimente, desmoralizante, angustioso, doloroso. Cuelgue su teléfono mental y niéguese a contestar a esas llamadas. Si su teléfono da la señal de ocupado, dejarán de molestarle y olvidarán su número.

Este problema de tener que estar continuamente informado por radio, televisión, periódico, etc, es el resultado de cómo está configurado el cerebro humano. Nuestros cerebros prestan atención instintivamente a cualquier situación potencialmente peligrosa como parte del imperativo biológico de la supervivencia. Estamos diseñados por la herencia evolutiva y la cultura, para explorar constantemente el horizonte en busca de posibles amenazas. Como los posibles peligros son más importantes para nuestra supervivencia que otra información, prestamos más atención a las cosas negativas que a las positivas.

La ansiedad y el estrés son los subproductos de la incertidumbre sobre la seguridad del medio ambiente. La incertidumbre desencadena el deseo de buscar más información para sentirnos que tenemos el control de la situación. Cuando buscamos información en este estado, somos particularmente sensibles a las noticias angustiantes o emocionalmente amenazantes. En lugar de aumentar nuestro sentido de control, las noticias negativas confirman  nuestros miedos, aumentan nuestra ansiedad y aumentan nuestra "necesidad interna, imperativa, de saber todavía un poco más".

El gran volumen de información desencadena más ansiedad porque es imposible mantenerse al día hasta en el más mínimo detalle. Psicológicamente, no solo estamos ansiosos por el medio ambiente, sino que nos preocupa la sensación de que nos estamos perdiendo algo que es de vital importancia para nuestra supervivencia. Y buscamos más.

Esto crea un efecto espiral descendente similar a lo que vemos en las adicciones. La búsqueda de noticias en un entorno lleno de contenido aterrador y angustiante provoca ansiedad. La ansiedad aumenta la necesidad de saber que tengo el control pero al mismo tiempo quiero conocer más y así sucesivamente, es un proceso que no tiene fin, un disco rayado.

Esta espiral de ansiedad solo se detendrá cuando anulemos activamente nuestras tendencias instintivas. Este tipo de autoregulación es más fácil decirlo que hacerlo. Se necesita mucha energía  para superar los impulsos instintivos y emocionales del comportamiento. Nos atraen las señales de peligro como a una polilla la  llama y si usamos la metáfora del elefante como cerebro instintivo- emocional y al jinete que va sobre el elefante como cerebro cognitivo- racional, es fácil ver que lo que tenemos es un elefante que huye y el jinete, nuestro “yo”,  tendrá un gran trabajo para someter bajo su control al enorme animal.

Toda esta emoción interna desenfrenada se ve agravada por la tecnología. La información  que consumimos, desde las búsquedas de Google hasta las noticias de las redes sociales, es una profecía autocumplida ya que nuestro comportamiento influye en los algoritmos que preparan la información que deseamos comprar, el empresario que vende noticias le ofrecerá lo que le gusta... La búsqueda de malas noticias por el consumidor aumentará automáticamente el contenido "amenazante" de las noticias, amplificará las informaciones de peligro y vulnerabilidad y aumentará aún más las emociones negativas alimentándonos inconscientemente de las mismas emociones que deseamos evitar. Leer muchos tuits de personas  enfadadas, asustadas o noticias preocupantes puede aumentar su agitación, aumentar su nivel de estrés y crear sentimientos de impotencia.

Cuanto más ansiosos nos volvemos, más vulnerables somos a las teorías de la conspiración y la información errónea porque ofrecen "respuestas" a lo que en realidad es en la mayoría de los casos, desconocido. Necesitamos dirigir nuestras emociones o seguiremos alimentando al elefante.

La solución requiere un esfuerzo activo  para detener el comportamiento autorreforzante. Comience por darse cuenta de que gran parte de lo que escucha, ve o lee, es solo una variación de lo mismo y no es relevante para su seguridad real.

Alejarse puede ayudar a restablecer su equilibrio. El descanso le ayudará a ser más crítico y menos emocionalmente adicto a esta costumbre. Aprenda a administrar su consumo de información para respaldar su salud mental.

Esto no significa  ignorar los acontecimientos  importantes, pero si es capaz de filtrar las noticias y solamente atender a las que sean necesarias y útiles, podrá evitar muchas de las emociones paralizantes que le rodean y podrá desarrollar cualidades críticas que son cualidades que necesitamos con urgencia en tiempos de crisis.

Nuestros cerebros fueron diseñados para sobrevivir en condiciones muy diferentes: buscando tigres con dientes de sable en la sabana, sin tener que estar atados a los productores de noticiad durante 24 horas todos los días de la semana.


NOTA. Observaciones tomadas de Pamela Rutledge, Ph.D., MBA en Psycology today

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