Felicidad.
Según la tradición religiosa, “Onmia tendunt similari Deo”. (Todo tiende a parecerse a Dios)
Expresado antropológicamente: Dios es feliz. Dios es paz, serenidad, gozo.
Miticamente, nosotros que tenemos la semilla de Dios en nuestro corazón, tendemos a semejarnos a Dios, es decir: queremos ser cómo Dios, queremos ser felices.
Todos queremos ser felices. En esta meta todos estamos de acuerdo. Las diferencias de opinión se basan en el modo de conseguirlo
Para tratar sobre la felicidad tenemos que hacer una distinción:
De acuerdo a nuestro esquema inicial (cuerpo, corazón, mente, consciencia, tener, hacer conscienciar o espiritualizar), el bienestar del cuerpo le llamaremos “placer”. Al de los sentimientos y mente, contento, alegría. Y al bienestar de la consciencia le llamaremos “gratificación o felicidad”.
Los placeres son ocasionados por la satisfacción de las necesidades básicas y proceden de los sentidos (cuerpo) y generalmente son originados por algo externo. Sus características principales: son muy agradables, duran poco tiempo, son transitorios y nos acostumbramos a ellos muy rápido (habituación). Beber cuando tenemos sed, dormir cuando tenemos sueño, comer cuando tenemos hambre, escuchar una bonita canción, reírnos de un chiste, tener relaciones sexuales cuando se apetece, etc.
El estar contento, alegre, es propio de los sentimientos y de la mente.
Pero la verdaderamente valiosa es la gratificación, producida en la consciencia, que es el resultado de integrar más elementos: es la suma de cuerpo, corazón y mente, guiados por la consciencia. Es también la suma del tener y hacer, guiados por la consciencia. Incluyen las necesidades básicas anteriores, pero guiadas por la consciencia. Beber cuando tenemos sed, dormir cuando tenemos sueño, comer cuando tenemos hambre, reírnos de un chiste, tener relaciones sexuales, etc. Pero integrados y al servicio de la consciencia.
La gratificación es lo que queremos señalar cuando se habla de “felicidad”. La gratificación suele durar más tiempo que el placer y nos llena mucho más. Nos quita la sed.
La fórmula de la gratificación es sencilla
F = T x I La gratificación (felicidad) es una tarea interior, es decir, es el zumo que se origina cuando integramos, bajo la guía de la consciencia, los elementos del cuerpo, corazón, mente, tener y hacer.
La gratificación se origina cuando nuestra actividad es guiada, está acorde, con un propósito noble cómo afirmaba Aristóteles hace más de 2.000 años.
La gratificación exige que nuestra consciencia esté madura, despierta, para que pueda examinar y elegir lo bueno.
La gratificación es una tarea de toda la vida. Es el desarrollo de la consciencia, es tener nuestro placeres orientados hacia la consciencia; míticamente, es tener el corazón en Dios.
Cuento
Le preguntaron al maestro que hacía normalmente. El respondió que meditación, cuidar el jardín, sacar agua del pozo. ¿Y una persona iluminada? Y el Maestro respondió: “Meditación, cuidar el jardín, sacar agua del pozo”.
No esperes a que las circunstancias cambien para alcanzar la felicidad, tienes que aprender que la felicidad es algo distinto.
Las personas conscientes (las que guían su vida en los aspectos controlables y no controlables), no son víctimas de las circunstancias, ellos crean sus propias circunstancias; han aprendido a ser felices con lo que tienen y saben que ellos son los únicos propietarios de sus emociones, no dependen de los demás, viven en el aquí y ahora y hasta en la mayor adversidad pueden sonreír.
Los charlatanes vendedores de felicidad nos quieren hacer creer que el encontrar la felicidad es sencillo, fácil y barato. Es mentira. Generalmente intentan vender placeres, que en las sociedades ricas suele ser relativamente sencillo obtenerlos, por felicidad, por gratificación. Están vendiendo gatos por liebres, y bálsamo curalotodo para erradicar el cáncer.
Uno de los problemas de las sociedades ricas es que obtener placer es cada vez más sencillo y usamos multitud de atajos para obtener placeres. Es muy fácil cuando se tiene sed, abrir la nevera y tomarnos cualquier bebida refrescante. En las sociedades adelantadas hay muchos atajos para obtener placeres, los conseguimos inmediatamente. Pero obtener gratificación o felicidad no es tan sencillo. No hay atajos para subir al Everest. El precio es caro, pero los que han conseguido escalarlo, dicen que merece la pena y que no hay nada igual.
Estamos en una etapa de la civilización en que cada vez es más fácil hacerse un zumo de naranja pero igual o más difícil que siempre, conseguir la libertad; podemos ir más rápido cada vez, pero no sabemos el camino: guiarse por la verdad, la belleza y la bondad. Si uno piensa que consumiendo compulsivamente drogas, sexo sin amor, televisión, compras, un coche de lujo y escalando posiciones sociales o de trabajo al precio que sea, etc., va a conseguir la gratificación, la felicidad, se está engañando.
Y sin embargo es posible llegar a ella, es posible ser feliz, como nos han enseñado los adelantados en el mundo de la consciencia de todos los tiempos y de todas las religiones: ordenando toda nuestra existencia hacia el desarrollo del espíritu, de la consciencia. Por supuesto que debemos gozar de los placeres que nos ofrece la vida, pero integrados en nuestro fin último.
Afirma el budismo que estamos encerrados en una prisión, en una jaula triste, sombría y exigua que nosotros mismos nos hemos fabricado y que tomamos por la totalidad del universo; y son raros aquellos de entre nosotros que pueden siquiera imaginar que existe otra dimensión distinta de la realidad.
No construyas nunca tus gratificaciones o felicidad sobre la infelicidad de los demás. Cómo afirmaba Huxley. El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
Sé feliz, respeta la felicidad y ayuda a la gente a entender que la felicidad es la meta de la vida. Los místicos han dicho que Dios tiene tres cualidades Verdad, Bondad yBelleza y que esto le hacen ser feliz. Donde quiera que esté la felicidad allí está Dios. Siempre que veas una persona feliz, respétala; es santa. Cada vez que sientas que una reunión es alegre, festiva, piensa en ella como en un lugar sagrado.
Para conseguir esta meta debemos profundizar sobre nuestra identidad y autoestima. Veámoslo.
Expresado antropológicamente: Dios es feliz. Dios es paz, serenidad, gozo.
Miticamente, nosotros que tenemos la semilla de Dios en nuestro corazón, tendemos a semejarnos a Dios, es decir: queremos ser cómo Dios, queremos ser felices.
Todos queremos ser felices. En esta meta todos estamos de acuerdo. Las diferencias de opinión se basan en el modo de conseguirlo
Para tratar sobre la felicidad tenemos que hacer una distinción:
De acuerdo a nuestro esquema inicial (cuerpo, corazón, mente, consciencia, tener, hacer conscienciar o espiritualizar), el bienestar del cuerpo le llamaremos “placer”. Al de los sentimientos y mente, contento, alegría. Y al bienestar de la consciencia le llamaremos “gratificación o felicidad”.
Los placeres son ocasionados por la satisfacción de las necesidades básicas y proceden de los sentidos (cuerpo) y generalmente son originados por algo externo. Sus características principales: son muy agradables, duran poco tiempo, son transitorios y nos acostumbramos a ellos muy rápido (habituación). Beber cuando tenemos sed, dormir cuando tenemos sueño, comer cuando tenemos hambre, escuchar una bonita canción, reírnos de un chiste, tener relaciones sexuales cuando se apetece, etc.
El estar contento, alegre, es propio de los sentimientos y de la mente.
Pero la verdaderamente valiosa es la gratificación, producida en la consciencia, que es el resultado de integrar más elementos: es la suma de cuerpo, corazón y mente, guiados por la consciencia. Es también la suma del tener y hacer, guiados por la consciencia. Incluyen las necesidades básicas anteriores, pero guiadas por la consciencia. Beber cuando tenemos sed, dormir cuando tenemos sueño, comer cuando tenemos hambre, reírnos de un chiste, tener relaciones sexuales, etc. Pero integrados y al servicio de la consciencia.
La gratificación es lo que queremos señalar cuando se habla de “felicidad”. La gratificación suele durar más tiempo que el placer y nos llena mucho más. Nos quita la sed.
La fórmula de la gratificación es sencilla
F = T x I La gratificación (felicidad) es una tarea interior, es decir, es el zumo que se origina cuando integramos, bajo la guía de la consciencia, los elementos del cuerpo, corazón, mente, tener y hacer.
La gratificación se origina cuando nuestra actividad es guiada, está acorde, con un propósito noble cómo afirmaba Aristóteles hace más de 2.000 años.
La gratificación exige que nuestra consciencia esté madura, despierta, para que pueda examinar y elegir lo bueno.
La gratificación es una tarea de toda la vida. Es el desarrollo de la consciencia, es tener nuestro placeres orientados hacia la consciencia; míticamente, es tener el corazón en Dios.
Cuento
Le preguntaron al maestro que hacía normalmente. El respondió que meditación, cuidar el jardín, sacar agua del pozo. ¿Y una persona iluminada? Y el Maestro respondió: “Meditación, cuidar el jardín, sacar agua del pozo”.
No esperes a que las circunstancias cambien para alcanzar la felicidad, tienes que aprender que la felicidad es algo distinto.
Las personas conscientes (las que guían su vida en los aspectos controlables y no controlables), no son víctimas de las circunstancias, ellos crean sus propias circunstancias; han aprendido a ser felices con lo que tienen y saben que ellos son los únicos propietarios de sus emociones, no dependen de los demás, viven en el aquí y ahora y hasta en la mayor adversidad pueden sonreír.
Los charlatanes vendedores de felicidad nos quieren hacer creer que el encontrar la felicidad es sencillo, fácil y barato. Es mentira. Generalmente intentan vender placeres, que en las sociedades ricas suele ser relativamente sencillo obtenerlos, por felicidad, por gratificación. Están vendiendo gatos por liebres, y bálsamo curalotodo para erradicar el cáncer.
Uno de los problemas de las sociedades ricas es que obtener placer es cada vez más sencillo y usamos multitud de atajos para obtener placeres. Es muy fácil cuando se tiene sed, abrir la nevera y tomarnos cualquier bebida refrescante. En las sociedades adelantadas hay muchos atajos para obtener placeres, los conseguimos inmediatamente. Pero obtener gratificación o felicidad no es tan sencillo. No hay atajos para subir al Everest. El precio es caro, pero los que han conseguido escalarlo, dicen que merece la pena y que no hay nada igual.
Estamos en una etapa de la civilización en que cada vez es más fácil hacerse un zumo de naranja pero igual o más difícil que siempre, conseguir la libertad; podemos ir más rápido cada vez, pero no sabemos el camino: guiarse por la verdad, la belleza y la bondad. Si uno piensa que consumiendo compulsivamente drogas, sexo sin amor, televisión, compras, un coche de lujo y escalando posiciones sociales o de trabajo al precio que sea, etc., va a conseguir la gratificación, la felicidad, se está engañando.
Y sin embargo es posible llegar a ella, es posible ser feliz, como nos han enseñado los adelantados en el mundo de la consciencia de todos los tiempos y de todas las religiones: ordenando toda nuestra existencia hacia el desarrollo del espíritu, de la consciencia. Por supuesto que debemos gozar de los placeres que nos ofrece la vida, pero integrados en nuestro fin último.
Afirma el budismo que estamos encerrados en una prisión, en una jaula triste, sombría y exigua que nosotros mismos nos hemos fabricado y que tomamos por la totalidad del universo; y son raros aquellos de entre nosotros que pueden siquiera imaginar que existe otra dimensión distinta de la realidad.
No construyas nunca tus gratificaciones o felicidad sobre la infelicidad de los demás. Cómo afirmaba Huxley. El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
Sé feliz, respeta la felicidad y ayuda a la gente a entender que la felicidad es la meta de la vida. Los místicos han dicho que Dios tiene tres cualidades Verdad, Bondad yBelleza y que esto le hacen ser feliz. Donde quiera que esté la felicidad allí está Dios. Siempre que veas una persona feliz, respétala; es santa. Cada vez que sientas que una reunión es alegre, festiva, piensa en ella como en un lugar sagrado.
Para conseguir esta meta debemos profundizar sobre nuestra identidad y autoestima. Veámoslo.
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