Conducta positiva y negativa.
En la naturaleza existe una ley fundamento de todas las demás. Es la piedra angular de toda nuestra cultura y civilización occidental.
TODA ACCIÓN TIENE CONSECUENCIAS.
Es imposible arrojar una piedra a un lago y que no se produzcan ondas… Toda acción tiene siempre consecuencias.
Expuesto de otra forma pero con igual significado:
TODO EFECTO TIENE UNA CAUSA.
Si contemplo una flecha volando en el cielo, significa que un arco ha debido de lanzarla, es imposible que las flechas vuelen sin una causa.
Si nuestras acciones tienen consecuencias, la ley que deriva de ella es igual de importante:
Las acciones buenas tienen consecuencias buenas y las acciones malas tienen consecuencias malas.
¿Qué es bueno y qué es malo, positivo o negativo?
De acuerdo a nuestro esquema inicial, es bueno todo aquello que nos lleva a mayor consciencia, a desarrollar la vida del espíritu, a despertarnos.
Es malo todo aquello que nos aleja de la consciencia, de la vida del espíritu, del despertarnos, todo lo que nos conduce al dominio del ego. Así pues:
TODA ACCIÓN TIENE CONSECUENCIAS
LAS ACCIONES BUENAS TIENEN CONSECUENCIAS BUENAS Y LAS ACCIONES MALAS TIENEN CONSECUENCIAS MALAS.
LAS ACCIONES BUENAS TIENEN CONSECUENCIAS BUENAS Y LAS ACCIONES MALAS TIENEN CONSECUENCIAS MALAS.
De mí depende el elegir, yo soy el responsable de mis pensamientos, sentimientos y conductas. Yo soy el responsable de mi vida.
Tres preguntas para saber si debo hacer algo o no.
¿Es verdad? ¿Es bueno? ¿Ayuda a introducir la Belleza? Es decir: ¿me lleva a desarrollar el mundo de la consciencia, espíritu, a Dios? Por tanto: ¿Es necesario hacerlo?
Si respondo a alguna de esas preguntas con “no” entonces no deberé hacerlo.
Dios se hace presente cuando actúo con la Verdad, Belleza y Bondad. Veo con los ojos de Dios, oigo con los oídos de Dios, pienso y actúo como actuaría Dios.
El espíritu de Dios, que está grabado y resplandece en nuestros corazones, sea la influencia predominante que guíe nuestros pensamientos, palabras, sentimientos y actos.
Cuento
En la antigüedad un rey de Tartaria paseaba por un camino acompañado de algunos de sus nobles. Se cruzaron con un sabio errante quien proclamaba en voz alta:
-A aquél que me dé cien dinares, le corresponderé con un consejo que le será de gran utilidad.
El rey se detuvo y dijo:
-Sabio, ¿cuál es el buen consejo que me dará a cambio de cien dinares?
-Señor –respondió el sabio-, ordenad que antes me sean dados los cien dinares, e, inmediatamente os aconsejaré.
Hízolo el rey, esperando de él algo verdaderamente extraordinario.
Pero el sabio se limitó a decirle:
-Mi consejo es: nunca comiences nada sin haber pensado cuál será la consecuencia de lo que hagas.
Al escuchar estas palabras, no sólo los nobles, sino cuantos se hallaban presentes, rieron de buena gana, diciendo que con razón el sabio errante había tenido la precaución de pedir el dinero por adelantado.
Pero el rey objetó:
-No sois justos al reíros del excelente consejo que el sabio acaba de darme. Nadie ignora el hecho que se debe pensar antes de hacer algo, no importa lo que sea. Pero todos cometemos cada día el error de no recordarlo, y las consecuencias son funestas. Aprecio en gran manera el consejo del sabio.
Y, de acuerdo con estas palabras, decidió no solamente tenerlo siempre presente, sino hacerlo escribir con letras de oro en los muros de su palacio, e, incluso, mandarlo grabar en su platón de plata.
No mucho después, un cortesano intrigante y ambicioso concibió la idea de dar muerte al rey, y para ello sobornó al cirujano real con la promesa de nombrarle primer ministro si introducía en el brazo del rey una lanceta envenenada que le ocasionara la muerte.
Llegó el momento en que fue necesario extraerle sangre al rey, para llevar a cabo un análisis. Como precaución, por si algo de sangre se derramase, hizo el rey que se colocara, debajo de su brazo, el platón de plata en el que estaba grabado el consejo del sabio.
El cirujano no pudo evitar el leer: “Nunca comiences nada sin haber pensando la consecuencia de lo que hagas”.
Después de leer esto, el cirujano se dio cuenta de que si hacía lo que el palaciego le proponía, y éste ascendía al trono, le faltaría tiempo para mandarlo ejecutar, para no nombrarle primer ministro.
Advirtió el rey que el cirujano temblaba y se mostraba perplejo. Y, como era de esperar, le preguntó cuál era la causa.
Confesó inmediatamente el cirujano, y el rey salvó su vida.
El autor del complot fue apresado y el rey preguntó a los nobles y cortesanos que estuvieron presentes en el momento en que el sabio formuló su consejo.
-¿Todavía os reís del sabio?
Oración.
Concédenos, Señor, la sabiduría para distinguir el bien del mal, vivir siempre en tu servicio y estar siempre alegres, porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero.
¿Me ayudan estas indicaciones para encontrar el sentido de la vida? Veámoslo en el siguiente folleto.
¿Me ayudan estas indicaciones para encontrar el sentido de la vida? Veámoslo en el siguiente folleto.
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