Una ayuda para momentos de guerra en parejas
Cuando se ha vivido algún tiempo en pareja, se tendrá experiencia de una situación muy parecida a esta: un comentario menor origina una respuesta desagradable por la otra parte, se sube el tono y comienza una escalada guerrera motivada por un acontecimiento mínimo que en circunstancias normales no merece ni un momento de atención.
Recuerdo avergonzado un desagradable encontronazo con mi esposa cuando yo estaba enfrascado en la lectura de un libro y ella me preguntó “qué hora era”. Le respondí de mal humor que volviera la cabeza y mirara el reloj, a lo que ella me respondió enfadada "que yo estaba más cerca", "No", respondí, "tú estás más cerca"... Recuerdo que el asunto derivó en quién lavaba más los platos o sacaba la basura...Hay árboles que se derrumban debido a pequeños insectos que los carcomen; no son terremotos, incendios, grandes catástrofes los que originan su destrucción, sino pequeños, minúsculos insectos que les devoran el corazón. Si no se aprende a controlar estas conductas disfuncionales, cualquier pequeño detalle puede ser la cerilla que origina un incendio en el bosque, o lo que es similar, un pequeño grano de arena que se va sumando a la hucha del resentimiento entre pareja. Una conducta frecuente no solo en las parejas, sino ampliable en muchas relaciones humanas.
Les propongo una técnica que les puede ayudar a superar estas dificultades: buscar una palabra clave que nos avise de que podemos estar entrando en un terreno "plagado de minas", potencialmente peligroso, un lugar que levanta tensiones absurdas, una estrategia que nos ayude a escapar de esa trampa.
La característica de esa palabra debe ser:
Una palabra que ambos consideren graciosa.
La pareja debe pactar, de común acuerdo, que en el momento en que un miembro de la relación use la palabra, se cambie de conversación automáticamente. Es decir, no hablar de ese asunto durante 20 minutos, que es el tiempo mínimo que necesita nuestro cerebro para descender el nivel de hormonas y neurotransmisores de excitación.
Es indispensable que la palabra nos recuerde un acontecimiento muy divertido: un personaje de película que nos hizo reír, una situación nuestra estúpida e hilarante, algo que introduzca humor en una situación tensa y nos una en un recuerdo positivo que compartimos, que nos traslade a unos buenos momentos de nuestra vida.
Por ejemplo: En la clásica parodia cinematográfica de Mel Brooks, “El jovencito Frankenstein” (1974), Cloris Leachman interpreta a un personaje llamado Frau Blucher. Si has visto esta gran película, sabes que cada vez que alguien pronuncia las palabras "Frau Blucher" se oye el relincho de los caballos... “Frau Blucher” puede ser una palabra que nos sirva.
Una de las reglas para una vida duradera en pareja es el aprendizaje de la forma de quejarse y criticarse mutuamente (autopropaganda de un libro de reglas para parejas, que he escrito y de pronta aparición. Se lo recomiendo).
Reconocer los patrones de comportamientos disfuncionales es un paso importante para no caer en la trampa tan frecuente de discusiones infantiles destructivas del cariño entre las personas.
En la próxima disputa por alguna tontería busque con su pareja una palabra que despierte su atención de que está entrando en terreno peligroso
Saludos.
NOTA. De un articulo de Gary Drevitch en Psycology Today

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