Sentimientos básicos: Ira, temor, tristeza.
Para poder entender un poco sobre los sentimientos tenemos que remontarnos a unas premisas básicas. Nos acompañará en este viaje un buen maestro: El viejo Aristóteles; uno de los pilares de la humanidad, adobado con algunas especias actuales.
1. Ser es poder.
2. Poder es la capacidad para la acción
3. La información es la base del poder
4. Todo ser que tiene poder existe. Puedo luego existo.
5. El poder que se tiene determina el nivel de ser
6. Existen dos tipos de poderes: externo e interno.
7. Externo es el mundo del tener. Interno el de la consciencia.
8. El dinero es el comodín del poder externo.
9. El poder puede ser evolutivo o involutivo. Racional o irracional.
10. El poder racional es radiante.
11. En el universo existen dos fuerzas: A. Incrementan el poder (negantropía).B. Disminuyen el poder (entropía)
12. Todo ser tiende a incrementar su poder. Simbólicamente a ser cómo Dios.
13. Todo ser opone resistencia a perder poder.
14. El comercio es intercambio de poderes…
Todos queremos la misma finalidad: ser felices. Pero la felicidad es un término muy abstracto y se puede concretar un poco más: Tenemos hambre de poder; en poseer poder racional. El que integra todas nuestras tendencias en la consciencia Que a su vez se puede concretar todavía más: Todos queremos Tener. Tener en gran cantidad. Tener en cantidades enormes. Tener. Tener en todos los campos: cuerpo, corazón, mente e ideas, consciencia. El tener en sus distintas facetas son símbolos de felicidad.
Los sentimientos no son otra cosa que avisos de nuestro cuerpo y cerebro; avisos físicos y psíquicos, que nuestra felicidad o sus símbolos expresados en lo que tenemos están en peligro y que debemos ponernos en acción si queremos salvaguardar nuestra felicidad, es decir: nuestras pertenencias, nuestro poder.
Si hay un obstáculo para conseguir un fin, un obstáculo que nos impide obtener algo que consideramos bueno, que nos ofrece poder, que nos proporciona felicidad, reaccionamos con ira; ganas de darle una patada al obstáculo y quitarlo de en medio. Si alguien intenta arrebatarnos un tener que consideramos importante para nuestra felicidad o con un símbolo que identificamos con nuestra felicidad, reaccionamos con la misma ira.
Si un peligro grande, inevitable, inminente, nos amenaza con arrebatarnos nuestro tener, quitarnos poder, y sobre todo, lo que más queremos: la vida, indispensable para la felicidad, reaccionamos con miedo.
Si hemos perdido o nos han arrebatado de una forma más o menos total e irreparable, algo que teníamos, que consideramos importante para ser feliz, reaccionamos con tristeza.
Todos los conflictos, peleas y problemas tienen que ver con la escasez en el tener, con la falta de poder, con la limitación de recursos para tener, con que unos humanos ante la escasez, quieren arrebatar a otros humanos lo que ellos tienen, quieren arrebatarles sus poderes, o el mundo no es cómo a nosotros nos gustaría que fuera y continuamente nos está mostrando nuestra limitación, nuestra falta de poder para adquirir lo que nos gustaría poseer.
Debemos intentar poner en funcionamiento un traductor de sentimientos cuando nos veamos con ira, temor o tristeza; un traductor que nos indique en nosotros mismos o en los demás, qué es lo que realmente está sucediendo y que siempre estará relacionado con el tener sobre algo, con nuestros poderes. Es decir, necesitamos un “traductor de sentimientos” para descifrar los gritos del otro y los nuestros.
Si conseguimos de esta forma entender lo que significan nuestros sentimientos o los ajenos, traducirlos a ganancias y pérdidas de poder y distanciarnos de identificarlos con algo con independencia propia, integrarlos en la consciencia, no estaremos en manos de los sentimientos, como la inmensa mayoría de las personas que poseemos una mente ordinaria y que todavía estamos en una etapa muy rudimentaria de desarrollo psíquico, siendo inconstantes, fútiles, presa incesante de las influencias externas, de las tendencias inferiores, de los hábitos y condicionamientos. Los maestros comparan a estas personas con la llama de una vela situada en el hueco de una puerta: vulnerable a todos los vientos de las circunstancias
Controlar nuestros sentimientos es una de las claves fundamentales para desarrollar nuestra consciencia, nuestro espíritu.
¿Cómo disolver estos pensamientos negativos? Veremos distintas técnicas en el siguiente folleto, pero desde luego no permitiré que me atrapen y arrastren los sentimientos negativos, dejaré que se disuelvan a medida que se formen, como letras trazadas con un dedo sobre el agua como afirmaba un maestro budista.
1. Ser es poder.
2. Poder es la capacidad para la acción
3. La información es la base del poder
4. Todo ser que tiene poder existe. Puedo luego existo.
5. El poder que se tiene determina el nivel de ser
6. Existen dos tipos de poderes: externo e interno.
7. Externo es el mundo del tener. Interno el de la consciencia.
8. El dinero es el comodín del poder externo.
9. El poder puede ser evolutivo o involutivo. Racional o irracional.
10. El poder racional es radiante.
11. En el universo existen dos fuerzas: A. Incrementan el poder (negantropía).B. Disminuyen el poder (entropía)
12. Todo ser tiende a incrementar su poder. Simbólicamente a ser cómo Dios.
13. Todo ser opone resistencia a perder poder.
14. El comercio es intercambio de poderes…
Todos queremos la misma finalidad: ser felices. Pero la felicidad es un término muy abstracto y se puede concretar un poco más: Tenemos hambre de poder; en poseer poder racional. El que integra todas nuestras tendencias en la consciencia Que a su vez se puede concretar todavía más: Todos queremos Tener. Tener en gran cantidad. Tener en cantidades enormes. Tener. Tener en todos los campos: cuerpo, corazón, mente e ideas, consciencia. El tener en sus distintas facetas son símbolos de felicidad.
Los sentimientos no son otra cosa que avisos de nuestro cuerpo y cerebro; avisos físicos y psíquicos, que nuestra felicidad o sus símbolos expresados en lo que tenemos están en peligro y que debemos ponernos en acción si queremos salvaguardar nuestra felicidad, es decir: nuestras pertenencias, nuestro poder.
Si hay un obstáculo para conseguir un fin, un obstáculo que nos impide obtener algo que consideramos bueno, que nos ofrece poder, que nos proporciona felicidad, reaccionamos con ira; ganas de darle una patada al obstáculo y quitarlo de en medio. Si alguien intenta arrebatarnos un tener que consideramos importante para nuestra felicidad o con un símbolo que identificamos con nuestra felicidad, reaccionamos con la misma ira.
Si un peligro grande, inevitable, inminente, nos amenaza con arrebatarnos nuestro tener, quitarnos poder, y sobre todo, lo que más queremos: la vida, indispensable para la felicidad, reaccionamos con miedo.
Si hemos perdido o nos han arrebatado de una forma más o menos total e irreparable, algo que teníamos, que consideramos importante para ser feliz, reaccionamos con tristeza.
Todos los conflictos, peleas y problemas tienen que ver con la escasez en el tener, con la falta de poder, con la limitación de recursos para tener, con que unos humanos ante la escasez, quieren arrebatar a otros humanos lo que ellos tienen, quieren arrebatarles sus poderes, o el mundo no es cómo a nosotros nos gustaría que fuera y continuamente nos está mostrando nuestra limitación, nuestra falta de poder para adquirir lo que nos gustaría poseer.
Debemos intentar poner en funcionamiento un traductor de sentimientos cuando nos veamos con ira, temor o tristeza; un traductor que nos indique en nosotros mismos o en los demás, qué es lo que realmente está sucediendo y que siempre estará relacionado con el tener sobre algo, con nuestros poderes. Es decir, necesitamos un “traductor de sentimientos” para descifrar los gritos del otro y los nuestros.
Si conseguimos de esta forma entender lo que significan nuestros sentimientos o los ajenos, traducirlos a ganancias y pérdidas de poder y distanciarnos de identificarlos con algo con independencia propia, integrarlos en la consciencia, no estaremos en manos de los sentimientos, como la inmensa mayoría de las personas que poseemos una mente ordinaria y que todavía estamos en una etapa muy rudimentaria de desarrollo psíquico, siendo inconstantes, fútiles, presa incesante de las influencias externas, de las tendencias inferiores, de los hábitos y condicionamientos. Los maestros comparan a estas personas con la llama de una vela situada en el hueco de una puerta: vulnerable a todos los vientos de las circunstancias
Controlar nuestros sentimientos es una de las claves fundamentales para desarrollar nuestra consciencia, nuestro espíritu.
¿Cómo disolver estos pensamientos negativos? Veremos distintas técnicas en el siguiente folleto, pero desde luego no permitiré que me atrapen y arrastren los sentimientos negativos, dejaré que se disuelvan a medida que se formen, como letras trazadas con un dedo sobre el agua como afirmaba un maestro budista.
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