Resentimiento: un veneno para el alma y el cuerpo
"El resentimiento es un sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia alguien por considerarlo causante de cierta ofensa o daño sufrido y que se manifiesta en palabras o actos hostiles."
El resentimiento es el sentimiento que nos embarga por la percepción de que estamos siendo tratados injustamente, que no obtenemos el debido respeto, aprecio, afecto, ayuda, disculpa, consideración, elogio o recompensa que merecemos. Este sentimiento nos mantiene prisionero en una sensación en el que es muy difícil apreciar o conectarse positivamente con una persona en particular o el mundo en general.
Las preguntas más frecuentes que se hacen las personas con resentimiento suelen ser:
“¿No tengo razón en estar enfadado? ¿No está justificado mi resentimiento y mi mal humor?”
Quizás desde un punto de vista independiente y objetivo, usted tiene razón y está plenamente justificado su resentimiento e ira, usted ha sido tratado de una manera injusta, pero esa es la pregunta equivocada, la pregunta que debería hacerse es:
¿Quiero estar resentido?
¿Este estado de ánimo me impide tener paz de espíritu y me imposibilita ser el marido, la esposa, el padre, el trabajador, la persona en general que quisiera ser?
- El resentimiento nos abre las puertas para:
- Violencia en general.
- Depresión y ansiedad
- Mal humor.
- Fracaso en las relaciones, trabajo, estudios.
- Conducir agresivamente y por tanto, peligrosamente.
- Separarme de la comunidad.
- Mal sexo
- Mala salud, probables enfermedades por bajada de defensas del sistema inmunitario.
- Vida útil más corta.
Y el catálogo de inconvenientes se podía desglosar bastante más.
Generalmente, mucho de su resentimiento ni siquiera es suyo. Probablemente ha sido contagiado por otra persona porque es uno de los estados emocionales más contagiosos. Si estamos cerca de una persona resentida, es probable que terminemos resentidos.
Si paseamos con alguien resentido, todos los que están alrededor de esa persona, acabarán resentidos.
Si estás de buen humor cuando llegas a casa y hay alguien resentido, seguramente te contagiará su resentimiento. Es un estado de ánimo enormemente contagioso si no se está muy preparado para resistirse.
En las relaciones cercanas el resentimiento es la causa de:
- Destrucción de la confianza y la intimidad.
- Crea conductas agresivas o pasivas
- Puede aumentar el desprecio por los otros, el disgusto, el desapego.
Y respecto a la salud corporal el resentimiento aumenta el riesgo de:
- Enfermedadades del corazón e hipertensión
- Diversos tipos de cáncer
- Alcoholismo y drogadicción.
- Comportamientos compulsivos
Las cadenas que nos aprisionan en el resentimiento son difíciles de romper porque:
- Lo que desencadena el resentimiento no suele ser un estímulo específico, a nadie le molesta una sola cosa.
- Su contenido es muy difícil de olvidar y cada nuevo incidente que percibimos como injusto con nosotros se enlaza automáticamente con los anteriores haciendo la cadena un poco más pesada y difícil de romper.
- La cadena del resentimiento se extiende hacia el pasado; por muy distante que sea el acontecimiento sigue vivo y molestando, y en etapas ya profundas, también se dirige hacia el futuro. Frases como: “Por ahora todo va bien, pero seguro que encontrará la forma de arruinar el fin de semana” o “ En este momento está bien, pero su verdadero “yo” saldrá en cualquier momento, solo es cuestión de tiempo”,
- El resentimiento comparte las características fisiológicas de la ira, pero es menos intensa y de mayor duración; Alcanza niveles más bajos de excitación que la ira, pero dura mucho más tiempo
La actitud del resentimiento nos hace estar muy vigilantes ante posibles ofensas y cualquier elemento por pequeño o insignificante que sea, nos arrastrará al “ya lo sabía”. Esto crea una atmósfera en que ninguna ofensa es trivial o exagerada sino que añade otro eslabón más a la cadena. Nos crea una piel ultra sensible a cualquier acontecimiento que percibimos como negativo.
Las noticias del periódico, el tráfico o los semáforos, los falta de lugares para estacionar el coche, la temperatura atmosférica, los modales de la gente en general, la clase política...
Es como arrastrar una bolsa de basura que ensucia o contamina todo lo que toca. Nos convertimos en el monumento viviente a la injusticia del mundo en general y de algunas personas en particular.
¿Como puedo solucionar esta dificultad en mi vida?
Para empezar diga en voz alta:
- Mi equilibrio emocional, mi bienestar emocional es muy importante para mí.
- Mi bienestar emocional es más importante que todo lo que me molesta.
- Mi bienestar emocional es más importante que el mal comportamiento de otras personas.
No piense que es una actitud egoista o de indiferencia total ante la vida (¿quiere que me convierta en un “pasota”?), hay una indiferencia sana, que me ayuda a vivir mejor, y otra insana que me convierte en una piedra que no siente nada. Hablamos de la primera donde no nos buscamos egoistamente sino que su bienestar emocional influirá favorablemente en las personas que le rodean.
Intente disminuir la importancia y el significado de lo que le está sucediendo y al mismo tiempo eleve la importancia de su actitud de indiferencia sana. ¿Está bajo mi control la conducta de esa persona? ¿Puedo introducirme en sus pensamientos? ¿Qué puedo hacer ante esta situación que sea razonable?
No coloque demasiado alto el listón de la solución del problema. Vamos a intentar mejorar, no resolver completamente la dificultad.
Mejorar significa hacer las cosas un poco mejor. Si conseguimos mejorar un 5% , es posible que la próxima vez consiga el 10% y así sucesivamente, paso a paso. La motivación para cambiar es más poderosa que los resultados
Escriba algo que pueda hacer para mejorar (no solucionar completamente) su resentimiento. Por ejemplo, en una relación cercana la apreciación de alguna cualidad o comportamiento que le gusta de esa persona seguramente reducirá su resentimiento hacia ella.
En el resentimiento ponemos en funcionamiento el mecanismo que se llama “visión de tunel”, focalizamos nuestra atención en ese estímulo desagradable para nosotros, todo lo demás desaparece de nuestra visión. Haga lo contrario: amplíe su visión y disminuirá el estímulo que nos incomoda.
Por ejemplo: usted no trabaja por dinero o por obligación; trabaja por su familia, por mejorar el mundo, por su Dios, por la humanidad, etc. Busque valores más amplios y englobe en ellos la pequeña acción que le está molestando.
Si sus valores son muy altos, conseguirá hacerse sanamente indiferente ante “el honor que el deshonor, la salud o la enfermedad, riqueza o pobreza” como explicaba Ignacio de Loyola en su “Principio y Fundamento”, un inmejorable manual de equilibrio psicológico. El resentimiento se hará innecesario, le parecerá algo absurdo y carente de sentido.
¿Habrá riqueza más grande que conseguir esta meta?
NOTA: Ideas tomadas de Steven Stosny, Ph. D. en Psychology Today
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