Primeros auxilios
Todos solemos tener en casa un cajón con lo que llamamos primeros auxilios: tiritas, vendas, aspirinas, etc. Igualmente deberíamos guardar en un cuaderno algunas técnicas de primeros auxilios para los casos leves de ira, temor, tristeza. No son problemas que necesiten una cura hospitalaria y requieran ayuda complicada de un profesional, sino para casos en que nuestro estado de ánimo se nos va de las manos por menudeces que nos estropean el día y podemos encauzarlo de nuevo aplicando elementos de autoayuda sencillos y prácticos. Les muestro algunos de ellos:
1. Centrarnos en el aquí y ahora. Focalice su atención en lo que está haciendo en este momento o puedo hacer inmediatamente, le evitará seguir rumiando y recriminándose por acciones pasadas o preocupaciones futuras y si algún pensamiento negativo se entromete, volver a concentrarme en lo que estoy haciendo ahora mismo. Si lo que estoy haciendo es muy complicado y no puedo concentrarme, dirigir mi esfuerzo hacia una actividad productiva casi mecánica que no necesite tanta atención, como barrer la casa, limpiarme los zapatos, ayudar a alguien, etc.
2. Autoaceptación incondicional. Tengo características propias que puedo cambiar, pero hay otras que son muy difíciles de modificar; debo aceptar incondicionalmente mi yo básico. Míticamente, Dios me ha hecho así, me quiere así.
a. Puedo cambiar mi peso, mi aspecto, pero razonablemente y con una dieta apropiada ajustándome en lo que ingiero, pero mi cuerpo esencial es inmodificable. Ingredientes como drogas, exceso de alcohol, fumar, etc generalmente no ayudan a conformar una buena forma.
b. Quizás no sea lo suficientemente inteligente o brillante para sobresalir por encima de la media o lograr un alto estatus social, aceptaré hasta donde sanamente y sin ansiedad pueda llegar. Estoy exactamente donde tengo que estar sin envidiar a nadie. Valgo por lo que soy.
3. El envejecimiento es inevitable; todo, absolutamente todo, es temporal. Pero lo aceptaré, me adaptaré, no engañaré a la vida y a las personas con mi edad y haré hincapié en que lo que envejece y se arruga es el cuerpo, no el alma. Mientras viva pensaré que tengo una misión adaptada a mi estado físico.
4. Lea, estudie, aproveche el tiempo con buenos libros, le enriquecerá, adquirirá conocimiento y es prácticamente gratis. Obtendrá buenos consejos dialogando con personas que han vivido hace cientos de años y se conocerá mejor a sí mismo y al ambiente que le rodea.
5. Permanezca ocupado. Muchos problemas se solucionan dejándose de mirar el ombligo, intentando hacer un trabajo aunque sea pequeño e intentando ayudar a otras personas.
6. Consiga pequeñas victorias. Busque pequeñas metas que sean asequibles y se puedan obtener rápidamente, y respire tras conseguirlas. Si para estar contento tiene que esperar a que le toque la lotería, tiene muchas probabilidades que nunca suceda.
7. Ejercicio. Cualquier médico o carísimo consejero le dirá que aumentando la oxigenación producirá una cascada de neurotransmisores que le ofrecerán bienestar. Si está haciendo su deporte favorito es difícil que mientras lo esté practicando se acuerde de sus preocupaciones. Camine, haga bicicleta, súbase a los árboles, pero manténgase en movimiento.
8. Acuda a la música. La música es un perfecto regulador del estado de ánimo y sin efectos secundarios. Hoy con internet cualquier música estará a su alcance. Haga una lista de sus canciones favoritas y acuda a ellas en los malos momentos.
9. Videos motivadores de internet. La lista es inmensa, configure su propia base datos de videos, fotografías, películas, que sean capaces de levantar su estado de ánimo.
Si considera que su autoayuda no es suficiente busque consejo en un profesional pero tome primero
datos de su eficiencia y si tiene capacidad para ayudarle
Nota: Consejos de Marty Nemko. Psycology Today
No hay comentarios:
Publicar un comentario