¿Cuándo sentirnos ofendidos?
¿Qué es el sentimiento de sentirse ofendido?
El sentimiento de sentirse ofendido es un mecanismo de defensa que nos avisa si a nuestro alrededor hay uno o varios depredadores que nos atacan, que intentan aprovecharse de nosotros; cuando este sentimiento es sano, es un ayudante importantísimo para nuestra supervivencia pues nos coloca en estado de alerta para la defensa, el ataque o la huida.
Todos tenemos este mecanismo de reacción ante los desprecios e insultos percibidos. Se trata que en el fondo nos sentimos tratados injustamente. Uno se percibe como evaluado o tratado sin cariño. Otro individuo ha sido desconsiderado con nosotros: grosero, agresivo, acosador, condescendiente o simplemente tiene un mal comportamiento. Y para mi forma de ver, yo no me lo merezco o "¡simplemente no está bien!" Y reaccionamos con ira, indignación, molesto, enojado, resentido. O, moviéndonos hacia el polo reactivo opuesto: herido, humillado, inferior, perplejo, exasperado.
En un momento u otro, todos sin duda hemos experimentado agresiones o desafíos a nuestro sentido de orgullo, dignidad, respeto propio, o tal vez a nuestra autoimagen en general; nuestro “yo” de alguna manera se siente injustamente castigado, y automáticamente nos sentimos obligados a rechazar a esa persona que nos ataca y que en este instante percibimos como un enemigo mortal (a pesar de que posiblemente hace unos segundos fuera una persona que amábamos y cuidábamos enormemente).
El problema es distinguir cuando es legítimo sentirnos ofendidos, defendernos razonablemente de un enemigo que quiere aprovecharse de nosotros, y cuando la ofensa es debida a que mi “termómetro”, mi sensibilidad, está distorsionada y no marca bien la realidad o que el otro tiene algo de razón. Frecuentemente nos ofendemos por situaciones que no deberían molestarnos. Si este sentimiento está desbocado, cómo la ira incontrolada, la reacción de ofenderse por lo que otro ha dicho o hecho es una emoción decididamente desagradable y que nos ocasionará múltiples dificultades en las relaciones con otras personas.
Hagamos un pequeño autotest:
¿Nos sentimos ofendidos por pequeñas cosas?
¿Otros nos dicen que frecuentemente hacemos una montaña de un grano de arena?
¿Cuándo ha pasado un poco de tiempo reconocemos que nos hemos tomado la situación o la ofensa de una forma exagerada, que nos hemos indignado y tenido un “berrinche” por algo que no era para tanto?
¿Nos advierten los demás que hay que tratarnos con muchísimo cuidado para que no nos sintamos heridos y ofendidos, que somos demasiado suceptibles?
¿Esta actitud bloquea nuestras relaciones con los demás y nos ocasiona sufrimiento innecesario?
Si nuestra respuesta es un “sí” generalizado a estas preguntas es que estamos hipersensibilizados hacia las conductas y opiniones de los otros y necesitamos ponerle remedio a esta disfunción que tanto nos perturba y que tiene malas consecuencias para los demás porque el mundo está lleno de personas que se ofenden fácilmente por las acciones o discursos de los otros con el resultado de querer devolver la pelota incluso más fuertemente que la recibida (Si alguien me pisa, yo le piso con más fuerza para que aprenda) Círculo vicioso que origina peleas y guerras ¿Se puede evitar? Sí, si uno aprende a no sentirse ofendido por circunstancias que normalmente no tienen importancia. Si se aprende a diferenciar y a discriminar lo importante de lo accesorio.
Es muy difícil ofender a una persona fuerte y evolucionada psíquicamente, porque esta evalúa la acción del ofensor como la de un niño pequeño que intenta meterle el dedo en el ojo; no le permite que le introduzca el dedo en el ojo, le podría hacer daño, pero no se ofende... es la acción de una persona que no sabe lo que hace. Si nos ofendemos por la acción de un niño pequeño, la responsabilidad es nuestra y no del infante.
Algunas formas de superar el sentimiento de ofensa:
1. Intente reflexionar antes de responder agresivamente que esa persona está simplemente expresando su opinión. Muestre curiosidad por ver lo interesante que es y lo fascinante que es este mundo donde una persona tiene una opinión que es completamente distinta a la suya.
- Intente comprender la visión del supuesto ofensor. ¿Hay algo de verdad en lo que dice o hace? ¿Por qué intenta ser ofensivo? ¿Qué le duele o lastima para actuar de esta forma?
- Haga el esfuerzo de intentar salvar la proposición del otro. Procure ver al otro como una persona noble que no tiene ocultas intenciones. Tal vez se exprese mal pero no es malo.
- No se lo tome personalmente, globalmente. Puede que la otra persona critique una parte de su personalidad, de su conducta, pero usted es mucho más que todo eso. Su profunda identidad es inatacable.
- Puede que inadvertidamente usted haya hecho o dicho algo que lastima a la otra persona y esta reacciona violentamente. Si es así, pida disculpas.
- Quizás la otra persona ha tenido un mal día, ha bebido demasiado alcohol, está enferma, es de una cultura diferente o tiene un gran problema de cualquier tipo y simplemente está descargando su frustración en la primera persona con la que se cruza, no sabe lo que hace... Distánciese del hecho sin dejarse maltratar.
- No todo el mundo está al nivel de su evolución psíquica. No espere de los demás lo que no pueden dar, no coloque sus expectativas en metas imposibles. No se ofenda por situaciones que están fuera de su control, (los semáforos rojos, la lentitud del conductor delante suya, el tráfico, el tiempo atmosférico, etc.). Obsérvelos objetiva y curiosamente como niños pequeños. Todos somos humanos imperfectos en algunos aspectos, usted también. Él, no usted, está demostrando una debilidad de carácter.
- Acepte que usted está en el lugar y momento adecuado para entrenarse en surfear, torear, una situación incómoda. El otro es un entrenador ¡gratis!
- En algunos casos, acepte sin rechistar los comentarios ajenos desagradables como cura de humildad (con flexibilidad, no se deje avasallar inadecuadamente)
- Trátelos compasivamente sin dejar que le hagan daño.
- Haga el ejercicio de pensar qué situación le puede ofender más o menos profundamente. ¿Qué le digan que es inútil, perezoso, feo... ? Intente desactivarlo humorísticamente en su imaginación.
El sentimiento de sentirse ofendido generalmente está fuera de lugar. Nos ofendemos por cuestiones pueriles que si los observamos en otras personas nos hacen sentirnos en el comienzo de la humanidad, lo cual no quiere decir que no nos defendamos inteligentemente de los que nos quieren agredir. “Deberíamos ser lo suficientemente grandes para no ofendernos fácilmente y lo suficientemente nobles para no ofender a nadie” (Abraham Lincoln)
Tiene ante usted un fuerte desafío que no es fácil dominar, anote en su cuaderno las veces que ha conseguido no perder el control de sí mismo y felicítese por sus ensayos victoriosos.
NOTA: Agunas ideas tomadas de “There are many ways to keep your cool when you feel unjustly attacked”. Leon F. Seltzer, Ph.D. (Evolution of the self) Psychology today.
(*) Imagen de entrada tomada de https://www.esquire.com/es/actualidad/a17763828/insultos-graciosos-inteligentes-originales/
No hay comentarios:
Publicar un comentario