El robot y la persona
“Si te puedes sentar tranquilamente después de escuchar malas noticias…
Si en los tiempos de dificultades financieras eres capaz de permanecer en perfecta calma…
Si puedes aceptar incondicionalmente a todo el mundo y contemplar los viajes de tus vecinos a lugares maravillosos sin el menor rastro de envidia…
Si puedes comer sonriendo cualquier tipo de alimento que te presenten…
Si puedes dormirte después de un día ajetreado sin un sorbo de alcohol o una pastilla…
Si puedes encontrar contento en cualquier sitio en que estés… Probablemente… Eres un robot.”
Esta frase humorística de Jack Kornfield nos señala lo que significa, en parte, ser una persona humana. Un ser que siente. El dolor físico es inevitable, las medicinas alivian el dolor cada vez mejor, pero mientras estemos constituidos por nervios, carne y huesos, el dolor físico es inevitable. Un día nos dolerán las muelas, otro la cabeza o el estómago… Igualmente, las emociones son inevitables: sentiremos ira, tristeza, miedo en distintas formas, celos, etc. El intentar no sentir física o psíquicamente solamente lo consiguen las piedras. Los humanos (y los animales), sentimos, padecemos, lo pasamos bien y mal; esto es ser una persona.
Lo que sí debemos procurar es el "cómo" reaccionamos a todos estos estímulos. Eso sí es propio de los humanos que están creciendo. El sentir miedo es inevitable, el superarlo es propio de una persona humana que está desarrollándose; es propio de quien posee coraje y valentía. Podemos ir más allá del miedo, podemos adquirir la capacidad de aligerar el corazón y elevar nuestra consciencia, nuestro espíritu, psique o como quiera llamarlo.
Es la diferencia en la moral clásica entre pensamiento y consentimiento. Me puede venir el pensamiento automático de robar algo ahora que nadie me ve, pero mientras no lo consentimos, estamos guardando nuestra integridad.
Cuesta mucho aprender que no es lo que nos suceda, tengamos o hagamos lo que nos hace beber de la copa del Santo Grial que nos ofrece el bienestar, sino los pensamientos, las evaluaciones que hacemos continuamente sobre lo que nos ocurre, tenemos y hacemos: nuestra actitud. En nuestro bienestar, el 10% es genético. Otro 10% depende de la circunstancias. Pero el 80% se basa en nuestra actitud, en nuestros pensamientos sobre lo que nos sucede, en encontrar el sentido de nuestra vida.
Sea paciente consigo mismo, las cosas buenas necesitan tiempo. No se compare con otras personas, compárese consigo mismo y que hoy está un poco más evolucionado que ayer y recuerde las veces que ha conseguido escaparse de los múltiples desastres que se han presentado en su vida; no le asuste sentir, percibir que hay tormentas a su alrededor, tiene la capacidad de sobrevivir. De lo contrario los humanos no habríamos extinguido hace tiempo. Y usted no es una singularidad en el infinito espacio-tiempo, es un ser humano que vale mucho. Como todas las personas a su alrededor.
(*) Imagen de entrada tomada de https://en.wikipedia.org/wiki/C-3PO#/media/File:C-3PO_droid.png
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