Neurotransmisores. Conclusiones
Imagínese una gran ciudad con cientos de calles, avenidas, parques... cada una de las calles o avenidas esta cableada con conductores que distribuyen la electricidad que iluminará las bombillas situada en cada calle y que dan claridad y luz a los distintos espacios urbanos.
Eso es su cerebro.
Su cerebro es una imagen parecida a una gran ciudad donde las calles, avenidas, parques, (conducciones nerviosas) tienen "neuronas-bombillas" (células nerviosas, millones de ellas) que se iluminan de distintos colores según el tipo de electricidad que llega a ellas. Hay unos tipos de electricidad que son muy divertidas y producen jolgorio y alegría a los ciudadanos (dopamina), dan en las bombillas un color blanco; otro tipo de electricidad (serotonina) origina luces verdes, otro iluminará con luces violetas (oxitocina) o azules (endorfinas) y hay otro tipo de electricidad que dan un tono amarillo de aviso de peligro (adrenalina) o un fuerte tono rojo que significa alarma, peligro importante (cortisol), y los ciudadanos deben tomar precauciones para poder sobrevivir de lo que se le aproxima.
Los distintos colores son nuestros estados de ánimo, nuestro humor.
El diseño de las calles de la ciudad, su cableado y el color de la luz de las bombillas tiene dos características principales:
El diseño de las calles, cableado, tipos de electricidad y color de las luces son adquiridos por nacimiento (herencia genética) y por experiencias tempranas de su infancia y de su cultura, que diseñan la ciudad. Es un entramado difícil de cambiar.
Pero cuando usted se hace mayor le nombran Alcalde, Arquitecto y Constructor de la ciudad y como buen alcalde, arquitecto y constructor de la ciudad puede diseñar nuevas calles, barrios, parques, instalar cableado, nuevas luces y al mismo tiempo puede “rediseñar”, dentro de lo posible, los trazados antiguos para que se adapten a las distintas condiciones de vida de la ciudad. Usted tiene la capacidad de crear y ejecutar un nuevo plan de Ordenación Urbana.
Eso somos nosotros y nuestro cerebro. Y de esto hemos escrito en los anteriores folletos.
Las conductas que resultan fructíferas y gratificantes se "imprimen" en el sistema nervioso. Está trazando nuevas calles y nuevas luces y si las repite frecuentemente, esas avenidas se harán más consistentes y fuertes.
Lo más importante de todo es que tenemos la capacidad de entrenar a nuestro cerebro, de buscar aquellos alimentos que causarán que los neurotransmisores se disparen y nos produzcan satisfacción.
Generalmente sabemos por experiencia que es bueno para nosotros y nadie nos tiene como enseñar a pasarlo bien, pero conociendo un poco más a fondo como trabajan estos neurotransmisores, tenemos una cierta capacidad de control sobre ellos. Focalice su atención en las posibles soluciones más que en los problemas que parecen que van a terminar con nosotros.
Cuando se sienta mal, piense que en el fondo está pasando por una etapa en que le faltan unas vitaminas o neurotransmisores y que esto se puede solucionar con una conducta adecuada a cada situación: no entre en pánico, aunque esté cansado de un paso hacia delante y después otro paso, se puede salir del atolladero.
Nos lo pueden quitar todo: nos pueden arrebatar la salud, la memoria, la inteligencia, el dinero, la casa, el trabajo, la familia, el tiempo... pero de lo que nadie podrá despojarnos jamás es la libertad de elegir la forma de enfrentarnos ante cualquier catástrofe que aparezca: su coraje, fuerza, sabiduría, la actitud, es decir: la fe.
Ante la incertidumbre y la inseguridad que originan miedo y desconfianza, hay que tener claro que la única minusvalía importante es la pérdida de la fe; fe que mantiene firme la esperanza y se concreta en la acción eficaz que cada uno pueda hacer, por pequeña que sea.
Debemos concentrarnos y visualizar orden cuando todos los demás solo ven caos.
(*) Fotografía de entrada (Hong Kong) tomada de: https://www.nomadasaurus.com/best-places-to-visit-in-hong-kong/
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