Egocéntrico, etnocéntrico, mundicéntrico
La evolución de la persona debe pasar por tres escalones, tres procesos: egocentrismo, etnocentrismo, mundicentrismo. Durante el primer proceso, la persona piensa y actúa de manera que lo único que le importa e interesa es su “yo”. Yo solo quiero “mi” propio beneficio, satisfacer “mis” necesidades. En el segundo proceso comienza a preocuparse por los intereses de su “grupo”, piensa en “nosotros”, en contraposición a ellos, a lo que no son de mi grupo; y por último, en el tercer proceso evoluciona del solamente nosotros a pensar en “todos somos nosotros”, el nivel global. Es pasar del narcisismo del primer proceso (yo soy lo único importante, estoy enamorado de mí mismo, inflacción del yo), “mi grupo” es lo que importa y por último, a pensar en plural en el tercer proceso, todos somos importantes. Es el paso de la ética preconvencional (las únicas reglas o convenciones son las que me favorecen a mí), a la ética convencional (mi familia, mi grupo, mi tribu, mi nación, mi equipo) y finalmente postconvencional: todos somos importantes sea de donde sea.