Cada vez...
Cada vez que salga al aire libre, retraiga el mentón,
lleve erguida la cabeza y llene los pulmones
hasta que no pueda más; beba el sol;
salude a sus amigos con una sonrisa,
y ponga el alma en cada apretón de manos.
No tema ser mal comprendido y no pierda
un minuto en pensar en sus enemigos.
Trate de determinar firmemente la idea
de lo que desearía hacer.
Y entonces sin cambiar de dirección,
irá directamente a la meta.