Cuando alguien esté enfadado, aplaque con emociones, NO con razones
Imagínese su mente como una casa con distintas habitaciones, una habitación está llena de razones, otra de emociones, otra de elementos orgánicos: su oreja, piernas, pulmones... Si queremos limpiar una habitación no podemos usar los mismos instrumentos en una habitación que en otra. La habitación de las razones hay que limpiarla con el instrumental de razones, la de las emociones con emociones y la parte orgánica con elementos orgánicos. Usted no limpia su casa con un libro de filosofía, sino con agua y jabón.
Antonio está repasando los gastos de su tarjeta de crédito que comparte con su mujer. Se da cuenta, horrorizado, de que los gastos se han disparado. Entra en cólera y se pone furioso con su pareja diciendo, fuera de sí, que habían quedado en un plan de gastos y que lo que habían acordado juntos no se está cumpliendo, que van directos a la ruina, a la miseria... y que le acaba reprochando que ella no sabe controlarse...