domingo, 22 de noviembre de 2020

Folleto 218

Opiniones distintas y sistemas de creencias



Actualmente en USA y en España, las opiniones políticas están muy divididas en dos bandos claramente opuestos y bastante igualados numéricamente: en USA, republicanos y demócratas; en España, derechas e izquierdas y en Cataluña, constitucionalistas e independentistas. 

Para los que eligen cualquier bando, es fácil caer en el pensamiento de que hay que ser estúpido para votar a un partido contrario al suyo.  “Yo soy una persona racional,  inteligente, y bien informada pero ¿cómo se puede ser tan estúpido e infantil,  para votar al partido contrario que defiende unas ideas tan simplonas e inhumanas? ¿Cómo es posible que haya personas que no voten a mi partido que es el único que defiende un mundo mejor o al menos, menos malo?  ¡La gente, la masa, es imbécil, inmadura, incapacitada para tomar buenas decisiones, nunca llegaremos a ningún sitio con este material humano! “Nosotros", los que pertenecemos al mismo partido somos los racionales, los que poseemos la verdad (o al menos trabajábamos para lograrla), en cambio los otros son irracionales y están engañados.” 

Sin embargo, es un pensamiento demasiado simplista el pensar que la gente es irracional o estúpida, la raíz de su conducta es más compleja.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Folleto 217

Lección de educación en un supermercado



Estaba con el carrito de la compra preparado para entrar en la caja de “menos de 10 artículos”. Las otras cajas mostraban unas largas colas por lo que me felicité por haber escogido solamente lo mínimo para entrar en la caja rápida y en poco tiempo estaría en casa. Entonces escuché por los altavoces del supermercado que anunciaban: "¿Podría la persona con un coche marca “x” y de matrícula “y” pasarse por información, por favor?

Ése era yo. Curioso, me desvié de la fila y me acerqué al mostrador de información. Una mujer con dos niños que parecían asustados, una niña de unos tres años y un niño de unos cuatro años, me preguntó el número de la matrícula de mi coche. Cuando se lo dije ella me contestó,  "es su coche". Me pregunté qué le había podido ocurrido a mi coche. Hacía escasos meses lo había comprado nuevo.

La mujer explicó: “Los niños conducían el carro de la compra y creo que pueden haber rayado el costado de su auto. Pagaré los daños, por supuesto. Por favor, tome mi nombre y número".