Una lección fundamental
Una de las lecciones que deberíamos haber aprendido de pequeño y que más influencia tienen en las personas (una materia en la que debemos invertir nuestro tiempo y esfuerzo, mucho más importante que las matemáticas o el latín), es el aprendizaje de la resistencia sana ante las dificultades y obstáculos.
Una lección que nunca es tarde para comenzar e incorporar a nuestra conducta y en la que debemos entrenar continuamente porque se olvida, nos coge distraídos y en la que frecuentemente fallamos en su ejecución.
Cualquier contratiempo nos altera y reaccionamos violentamente quejándonos y haciendo tonterías cuando deberíamos saber que:- El obstáculo es el camino para aprender, crecer, ejercitarme.
- Hay que aceptar lo que es.
- Aquí y ahora.
- Sabiendo que esto también pasará.
- No lo tomes personalmente
- Intenta ver lo bueno de la situación.
Si es una persona religiosa pueden ayudar elementos propios de su religión que le apoyen para sobrellevar pacientemente la dificultad. La paciencia es el arte de respetar el ritmo propio de la naturaleza y de las personas.
Explicado muy sintéticamente:
- Cualquier obstáculo es la manera (gratis) de entrenarme para superar un momento duro. Una forma de aprender y crecer.
- Los estoicos lo llaman “amor fati”: amar el destino, aceptar el destino, lo que la vida nos ofrece continuamente y que no depende de nosotros. Si podemos cambiarlo lo cambiaremos, de lo contrario lo aceptaremos plenamente.
- Aquí y ahora: no nos escaparemos ni nos negaremos a enfrentarnos al problema. Lo miraremos de frente por duro que sea. Estamos en este momento en el sitio exacto y con las personas precisas que nos convienen para nuestro desarrollo. Ahora no es tiempo de discutirlo.
- Cada segundo que pasa es un segundo menos de sufrimiento. Todo es imperecedero (nos lo enseña el budismo y muchas religiones), todo acaba, lo bueno y lo malo. El maravilloso mecanismo de la “habituación” (para bien y, a veces, para mal) hará que el paso del tiempo suavice la dificultad y la haga más tolerable.
- Muchas veces nos tomamos la contrariedad “como si” fuera un ataque personal lo que es simplemente un accidente del camino. En la medida que nos distanciemos del acontecimiento, dolerá menos.
- Cualquier situación por aparentemente terrible y molesta que nos parezca, tiene escondido un elemento bueno para nosotros: intente descubrirlo. Todo tiene dos caras: una desagradable y otra placentera (yin y yang). Elijo fijarme en la que me ofrezca más oportunidades.
Esto que así expuesto parece muy sencillo es uno de los aspectos cruciales que diferencian a las personas adultas de los niños. Hay personas que, aun teniendo muchos años, siguen siendo mentalmente niños pequeños, con rabietas continuas ante lo duro de la vida; el crecer no es solo cuestión de edad sino de aprender y ejercitar ciertas actitudes ante las dificultades de la existencia.
Escriba estos principios en un papel y péguelo en la nevera, sobre su cama, llévelo en su cartera y examínese cada noche si lo ha cumplido.
El obstáculo es el camino...
Saludos.
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