Dele a la vida una oportunidad, confíe en la vida.
No se desanime
A veces, nos sentimos descorazonados, desanimados, ante el hecho de vivir. Propósitos sin conseguir, sueños frustrados, decepciones ante la conducta de los demás, estafadores y sinvergüenzas por todas partes, enfermedades, bancarrotas y ruinas… es decir, la multitud de obstáculos y dificultades que frecuentemente nos presenta la vida disfrazada de los demás, de nosotros mismos o de distintas circunstancias incómodas. Todo esto nos puede llevar a sentir íntimamente que la vida es una estafa, que no merece la pena vivir. Puede que tengamos ocasionalmente momentos buenos, pero en el fondo de nuestro corazón, seguimos sintiendo que esto no merece la pena. La evaluación en general sobre la vida es que es algo semejante a “un sueño de un idiota” y que no merece la pena de vivir, que es una engañifa.
Esta evaluación negativa de la vida es el primer paso a la depresión clínica o hacia las distintas adicciones. Si se odia la vida, si no se ama la vida, se destruye la fe, la esperanza y nuestra motivación para cualquier acción en el futuro.
Si hemos experimentado mucho sufrimiento en sus distintas formas de decepciones, engaños, obstáculos, etc. Si no hemos sido queridos y tratados con cariño de pequeños, si el ganarnos la vida es una tarea agotadora, si la inmoralidad nos rodea y la vemos recompensada mientras la conducta íntegra es despreciada, si no conseguimos realizar nuestros sueños, si llegamos a la conclusión que nada merece la pena, si hemos perdido la fe y la esperanza, estamos en una buena trampa que nos puede conducir a la depresión clínica.
Necesitamos reevaluar todas estas experiencias negativas e intentar tratar con mayor generosidad a la vida. Aunque la vida haya sido muy dura con nosotros, tenemos que reenmarcar todas estas experiencias de una forma nueva, porque nos va mucho en este juego. Aunque solamente sea por la meta utilitarista de estar sano, tenemos que aprender a ver la vida con compasión.
Si la vida es dura, nosotros lo somos más. Ante una dificultad, levante los pulgares, y dígase “la vida es más, yo soy más”.
Esto no significa que necesite pasar por la vida con una sonrisa estereotipada de adormilado o que se conforme con menos de lo que desea y sueña. Reevalúe la vida como un proyecto, una oportunidad, una aventura, una responsabilidad sagrada, un lugar con propósito y significado, un sitio con renovadas perspectivas. Conviértase en mago y transforme la paja en oro. Cuando las cosas sean difíciles, levante el pulgar y ofrezca su confianza a la vida. Ese es su trabajo fundamental: encontrar significado, darle su significado a la vida. Lo tiene. Quizás a veces es difícil encontrárselo, pero lo tiene. A pesar de todo lo aparentemente sin sentido, levante su pulgar, la vida tiene sentido. Búsquelo y encuéntrelo. "Sursum Corda". Arriba los corazones. Veremos en sucesivos folletos distintas formas de conseguirlo.
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