Matrimonio. Ficha número 8
Tú eres quien debe cambiar
Es bien conocido que en el mundo occidental el 50% de los primeros matrimonios terminan en divorcio. ¿Conoce el porcentaje de separación de los segundos matrimonios? Debería ser inferior al 50% ¿Quién cometería los mismos errores dos veces? La persona que se casa por segunda vez debe conocer a qué tipo de pareja va elegir esta vez…
Sin embargo, la tasa de divorcio para el segundo matrimonio es del 70% y el del tercer matrimonio es del 80%. Y la razón es que la clave para tener un buen matrimonio no consiste en encontrar a la persona ideal, sino que al contrario, es usted quien tiene que convertirse en la persona ideal.
¿Conoce la historia de aquellas mujeres que consiguen escaparse de una relación abusiva y se enamoran de otra pareja también abusiva? ¡Qué mala suerte!
No es cuestión de suerte.
¿Conoce la historia del hombre cuya primera mujer le engañaba frecuentemente y ocurre exactamente lo mismo con su segunda esposa?
¿Cómo es posible? Lo normal sería que tras pasar por el infierno de la infidelidad de su primera pareja solo elegiría otra con una moral impecable y sentido del compromiso. Pero las cosas no funcionan de esta forma.
Una persona se muda a una nueva ciudad y pregunta al sabio local “Acabo de llegar y me gustaría conocer cómo son las personas que viven aquí”.
El sabio le interrogó, “¿Qué clase de personas viven en la ciudad que usted ha dejado?”
“De donde vengo la gente es mentirosa, borracha y estúpida”, respondió el hombre.
“La gente de aquí son exactamente iguales,” dijo el sabio.
Otra persona llegó a la misma ciudad y le preguntó al sabio, “¿Cómo es la gente de esta ciudad?
El sabio le interrogó, “De donde viene, ¿cómo era la gente?”
“Las personas eran amables, educados, muy correctos,” el sabio respondió
“La gente aquí es exactamente igual.”
Las personas no son cómo las vemos, son cómo somos nosotros.
El mundo es un espejo y vemos en los demás el reflejo de nuestro propio rostro. Si le sonríe a los demás, ellos te devolverán la sonrisa. Y si miras desafiante a alguien, éste te devolverá el desafío. Obtienes lo que tú eres.
No somos fríos observadores de la realidad, sino muy subjetivos y nuestra presencia cambia lo que observamos.
Si intenta medir la temperatura de una habitación y entramos con un termómetro, la temperatura de nuestro cuerpo altera la temperatura de la habitación.
Igual sucede en el matrimonio. Nuestra relación no es simplemente función del otro, también depende de nosotros mismos. Según seamos nosotros, será el matrimonio. Por supuesto sé que quiere que cambie su pareja y si eso sucede, el matrimonio irá mejor, pero su cambio influirá también mucho en la relación.
No estoy diciendo que todo es responsabilidad suya. Es responsabilidad de cada uno de los miembros de la pareja. Pero no es responsabilidad de la otra parte toda la causa del problema, usted tiene su parte de responsabilidad. Es difícil de tragar, pero una vez conseguido, ya no se sentirá sin ninguna capacidad para cambiar lo que antes parecía incontrolable.
Advertir los errores del otro no es difícil, cualquier persona fácilmente se da cuenta de ello y posiblemente usted tenga razón en que su pareja necesita cambiar. Pero es una pérdida de tiempo y energía focalizar en ello el problema porque no hay nada que usted pueda hacer. Su pareja cambiará cuando esté preparada para cambiar. Lo único relevante para usted es “qué puedo hacer yo, qué puedo cambiar para mejorar, yo; no fijarme solamente en la otra persona”.
Usted tiene parte de responsabilidad en el deterioro de su matrimonio. Y aunque la responsabilidad siempre es de los dos, lo realmente interesante es: ¿Qué puede hacer usted para mejorar la relación?
No espere un milagro divino. Si usted quiere que la situación cambie, cambie usted porque entonces todo a su alrededor cambiará también. Puede que usted piense que a pesar de haber cambiado, la situación no lo ha hecho, sigue siendo la misma. Entonces es que esos cambios no eran los necesarios.
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