Cuaresma
Tiempo de renovación y de examen de nuestro camino.
El sufí Abu BakrShibli, que murió en Bagdad en el año 945 D.C., fue un personaje realmente curioso y nos cuenta una historia sobre lo que es realmente importante y, oh casualidad, con lo que coinciden básicamente todas las personas evolucionadas psíquicamente:
"Después de su muerte le vio en sueños uno de sus amigos y le preguntó: “¿Cómo te ha tratado Dios?”.
Le dije: “Por mis buenas obras.” Me respondió: “No.”
Le dije: “Porque fui sincero en mi adoración.” Me dijo: “No.”
Le dije: “Por mis peregrinaciones y ayunos y por el cumplimiento de mis oraciones.” Me dijo: “No, no es por esto por lo que te he perdonado.”
Le dije: “Por mis viajes en búsqueda de sabiduría y porque fui a visitar a los piadosos.” Me dijo: “No.”
Le dije: “Oh Señor, éstas son las obras que llevan a la salvación que para mí tenían la preferencia sobre todo lo demás y por las que siempre pensé que tú me perdonarías.”
Me dijo: “Sin embargo no te he perdonado por todas esas obras.”
Le dije: “Señor, ¿por qué, entonces?”
Me dijo: “¿Te acuerdas que un día ibas por las calles de Bagdad y encontraste un gatito que ya estaba muy extenuado por el frío y que iba de una pared a otra en búsqueda de abrigo contra el frío y la nieve y que tú, por compasión, lo cogiste y abrigaste con tu capa y lo llevaste y protegiste del tormento del frío?”
Le dije: “Sí, me acuerdo.”
Me dijo: “Porque tuviste compasión de aquel gatito, yo también me compadecí de ti.”"
Como afirma un viejo verso cristiano: “Ubi caritas et amor, Deus ibiest”. (Donde hay compasión, allí está Dios)
NOTA: De Watzlawick. Lo malo de lo bueno
(*) Imagen de entrada tomada de: https://www.franciscanmedia.org/lent-with-mother-teresa/
No hay comentarios:
Publicar un comentario