Navidad y soledad
Según las estadísticas, el sentimiento de soledad continúa creciendo en la sociedad occidental, sobre todo en tiempo de vacaciones y sobre todo en Navidad. La época de Navidad suele ser unas vacaciones muy estresantes: existe una gran presión social alimentada desde todas partes para la búsqueda de regalos, envolverlos, cocina especial, decorar la casa y prepararla para las visitas, limpiando antes y después… Pero el mayor obstáculo para el bienestar es la soledad. Somos seres sociales y el no tener lazos con otras personas es posiblemente el número uno de nuestras dificultades en la vida. La carencia del soporte emocional que ofrecen la familia y amigos puede conducir a la depresión, falta de autoestima y aumenta el riesgo de suicidio.
El sentimiento de soledad se puede definir como el malestar que origina la desviación negativa entre las relaciones sociales que le gustaría tener y las que realmente tiene. Carencia de conexión con las personas o sentimiento de incomodidad ante ellas, de no sentirse tan bien como uno desearía cuando se está rodeado de gente. Y no tiene nada que ver con el número de conocidos, sino con el sentirse desconectado de los demás.
Como dato curioso, según investigadores de la Universidad de Yale, las personas que disfrutan de duchas o baños calientes durante mucho tiempo están mostrando inconscientemente síntomas de soledad. Mientras más largos y caliente sea el baño o la ducha mayor es el sentimiento de aislamiento social. El agua caliente, la temperatura ambiente caliente, una chimenea, estufa, bebida caliente, ir bien abrigado, calman el sentimiento de soledad y al mismo tiempo despierta el sentimiento de confianza y generosidad hacia los demás. No es por casualidad que nos guste charlar entorno al fuego y beber algo caliente: nos une un círculo de confianza y amistad.
Las consecuencias de sentirse solo, según Naomi Eisenberger psicóloga de la UCLA, activa las mismas secciones neuronales que las que responden al dolor físico, convirtiéndose estos sentimientos en un riesgo tan elevado para la salud como el tabaco o la obesidad. Y aparentemente según las estadísticas, estamos caminando a gran velocidad hacia una epidemia de soledad en los países desarrollados. ¿Qué podemos hacer? Aquí presentamos algunas alternativas:
1. No se culpe de ninguna de las maneras. Se han unido una gran cantidad de circunstancias en su vida para ocasionar este sentimiento doloroso de soledad. No es culpa suya. El disminuir la presión de sus pensamientos que le hacen creer que es inútil a causa de la soledad, ya es una victoria.
2. Medite sobre su identidad profunda. Quién soy en realidad. Soy mucho más de lo que me sucede
3. Hable con desconocidos, sea valiente. Nos asusta la simple idea de acercarnos a una persona que no conocemos en un café o en cualquier otro lugar y comenzar una conversación. El miedo al rechazo es muy fuerte. Haga el experimento de entablar una conversación con alguien que esté a su lado, aunque sean unas pocas palabras triviales, se alegrará. Busque nuevas amistades en cualquiera de los clubs que existen para la interrelación social, salga de su zona de confort. Para cazar venados hay que ir donde estén los venados, ellos no vendrán a donde se encuentra usted.
4. Desconéctese de vez en cuando de los aparatos electrónicos de relaciones sociales. Ninguna máquina puede sustituir el placer del contacto “cara a cara”. No confíe en las amistades electrónicas, las endorfinas, neuronas que producen bienestar, se disparan cuando se dan las relaciones persona a persona, no a través de máquinas; Los amigos virtuales de las redes sociales no calman el problema de la soledad.
5. Conozca a sus vecinos, visítelos, haga el esfuerzo. Son las personas geográficamente más cercanas a usted; aunque no sean relaciones profundas, el preocuparse por ellos, el conocerlos por su nombre, invitarlos a un café, regar sus plantas si están de vacaciones, crearán lazos afectivos.
6. Haga algo por los demás. Usted pertenece a los cuidadores del planeta, enrólese en cualquier asociación que se esfuerce en mejorar su entorno sea de la forma que sea. Haga un pequeño favor a cualquier persona a su alrededor que lo necesite, visite a las personas mayores que se encuentran solas.
7. Las canciones de navidad, los anuncios comerciales y casi todas las parafarnalias navideñas suelen abusar del sentimentalismo más cursi e irracional; no caiga en sus trampas y no se deje arrastrar por el pensamiento de que se está perdiendo algo maravilloso. No es cierto. A veces es mejor estar solo que mal acompañado y usted vale mucho, aunque esté solo.
Para todos aquellos que me hacen el honor de leer estos folletos, ya estén solos, con un amigo o con la casa llena de familiares, feliz Navidad.
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