Pregúntele a su cuerpo
Lo que pensamos, las emociones que percibimos y sentimos, se reflejan en nuestro organismo, formamos un mismo equipo. Las separaciones que usamos para pedagogía de los estudiantes y entendernos, la separación entre pensamientos, estados anímicos y cuerpo, como si fueran elementos compartimentados y separados, es una ilusión. Somos un “todo”, y no un espíritu o consciencia encerrado en la cárcel del cuerpo como defendían algunas filosofías. Todo pensamiento o toda emoción, tiene un componente físico. Si tenemos sed, nuestra consciencia, mente, sentimiento y cuerpo, tienen sed. Y cuando lo pasamos bien, cuando nos sentimos integrados, en paz, contentos: el corazón, el hígado, el páncreas y hasta las uñas de los pies, lo experimentan.
Le preguntaron a Kabir: “¿Cómo es la experiencia de Dios?”. Contestó Kabir: “Es como un mudo que ha probado el azúcar. Le gusta, pero no sabe decirlo”. Y prosiguió: “Pero sabe agrandar los ojos y alegrar el rostro y alargar la sonrisa.”