Tomarse las cosas como algo personal (II)
Una de las tácticas que usan los comerciantes de toda la vida a la hora de negociar y regatear sobre el precio de una compra o venta, es minusvalorar lo que se va a comprar y sobrevalorar lo que uno intenta vender o cambiar. Minimizar el producto contrario, maximizar lo propio. La bicicleta que voy a comprar en el mercadillo de segunda mano no vale el precio que me piden: está despintada, los neumáticos son viejos, el faro alumbra poco, etc., etc. Por el contrario la bicicleta que deseo vender es maravillosa, está nueva, anda estupendamente, etc. En el mundo de la psique es exactamente lo mismo. Hay que aplicar igual técnica a los obstáculos que nos rodean. Minimizarlos al máximo y potenciar nuestras defensas todo lo que podamos. Es el mundo de la propaganda. Tenemos que minimizar los obstáculos, el daño, la dificultad; potenciar nuestros dones.
¡Atención! Lo que estamos atacando es el aspecto fantasmagórico del enemigo, su puesta en escena, que es uno de los elemento que más nos asustan (¡Esto que me ataca es tremendo, insoportable, horrible!) eso no significa que nos confiemos, sino que nos anima y potencia nuestra defensa.