Personas tóxicas (III)
Las personas tóxicas generalmente poseen, en mayor o menor intensidad las características de la personalidad de la “Triada Oscura”:
1. Narcisismo. Excesiva autofocalización, mirándose continuamente el ombligo y sobrevalorándose hasta el ridículo; no dialoga sino que monopoliza la conversación. Debe ser el centro de atención de todo el mundo, siempre es la “estrella” de la reunión y frecuentemente linda con lo paranoico: se sienten fuertemente atacados por tonterías.
2. Psicopatía. Incapacidad de empatía, incapacidad para ponerse en el lugar del otro, carencia de remordimientos y culpa.
3. Maquiavelismo. Manipulación de las personas para sus objetivos particulares, el fin justifica los medios.
El tipo de agresiones que estas personas nos pueden hacer las podemos clasificar según su gravedad en:
Alfilerazos: pinchazos leves, pero que duelen.
Navajazos: heridas más serias
Gran lanzada: nos quieren aniquilar.
Nuestras respuestas deben acomodarse al tipo de agresión que nos quieran infringir y pasan desde la ignorancia del ataque (apartarnos simplemente de la persona tóxica), a defendernos asertivamente y hacerles frente, si la agresión es más seria.
Francisco Gavilán (en su libro: “Toda esa gente insoportable”) hace una clasificación de 23 tipos de vampiros tóxicos, desde el “Criticón” (el que desaprueba continuamente lo que vd. hace) hasta el “Discutidor” (el que disfruta con los juegos florales de la discusión); todos tienen en común que son avasalladores, se quejan de todo y tienen un fuero interno con complejo de inferioridad que intentan superar venciendo a los otros como sea y disminuyéndolos.
En resumen, nos encontramos viviendo en un planeta con fundamentalmente dos tipos de seres vivos: los depredadores y los colaboradores. Es indispensable distinguirlos y saber cómo actuar ante ellos.
Los depredadores, distintas variantes de la raza vampiro, se quieren aprovechar de nosotros de mil formas diferentes; quieren alimentarse de nosotros, succionar nuestra “sangre”, entendiendo por “sangre” todo lo que nos pertenece y nos ayuda para vivir y ser.
Los colaboradores pertenecen a la raza “humana”, raza que está en evolución, formándose, y quieren ayudar a construir un mundo mejor, cada uno dentro de sus posibilidades y con las herramientas que posea.
Los vampiros se disfrazan con formas de “humanos”, pero no lo son; son vampiros. Y hay que desenmascararlos continuamente y defender nuestras fronteras de ellos, que no consigan asaltar nuestro castillo, nuestro yo.
La conducta de los humanos durante miles de años ante los vampiros era exterminarlos, sin contemplaciones, totalmente; aunque el problema es lo bien que se disfrazan
El gran salto evolutivo de la humanidad es la introducción de la compasión con todos los seres vivos. Un salto cualitativo y que todavía no forma parte de nuestra esencia de persona. Un salto que supera las emociones primarias, las reacciones automáticas y se guía por la consciencia. Como todo lo nuevo cuesta mucho esfuerzo introducirlos en nuestro ADN. Es el camino de la paz de espíritu personal y social: “Vence al mal con el bien, a la falsedad con la verdad y al odio con el amor”.
No tengas la más mínima duda; los que no estén de acuerdo contigo te dirán: “Eso está muy bien, es muy bonito, pero es un ideal completamente ingenuo e imposible en este mundo, no te distraigas. Con los vampiros lo que verdaderamente funciona es una buena estaca rodeada con ajos e introducirla hasta el fondo de su negro corazón (con toda la compasión del mundo). Y dejarse de tonterías y jugar con fuego. No te sientas culpable por exterminar a esas personas, ellos no tienen compasión contigo. No se puede dialogar con ellos, no razonan y nunca se les convencerá, haga lo que haga nunca será suficiente, Sea valiente y no se deje avasallar”.
Un objetivo, una idea, una meta, es siempre una apuesta; una apuesta, no una fórmula determinista, pero una apuesta con indicios razonables de que es el camino de la madurez y de la plenitud humana. Y como diría Wilber, es apostar a que este camino difícil y árido, de desplegar la humanidad a nuestro alrededor, de ser testigos de que otro mundo es posible, es la respuesta al sufrimiento humano; hasta que un día la alienación parezca absurda, la discordia carezca de sentido y el resplandor de esa actitud brille en el cosmos anunciando el hogar de una mente iluminada, la morada del destino que tanto habíamos anhelado y al que por fin hemos llegado.
Y recuerde: No se deje manipular por nadie, usted tiene derecho a ejercitar sus preferencias, sus intereses, respetando razonablemente las de los demás.
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