Pensamientos negativos (III)
Durante siglos, hemos creído que nuestra visión de la realidad era igual que el mecanismo de un espejo: reflejaba exactamente lo que había a nuestro alrededor; éramos como una cámara de video, como una máquina de fotografías. Captamos exactamente lo que existe ahí fuera. Hoy sabemos que no es así. Las moscas ven con ojos de mosca. Los burros ven con ojos de burro. Vemos, en gran parte, como somos. (Dibuje una montaña y dos árboles a distinta altura: desde cada uno hay una visión distinta del paisaje). Los pobres ven un bollo de pan más grande que los ricos; y con las monedas ocurre exactamente igual. Un euro es más grande para un niño pobre que para un niño rico. Vemos según el paradigma en que estamos situados, por esa causa la comunicación y la sintonía entre las personas es tan difícil, cada uno contempla la realidad de manera diferente. Otra discusión es qué visión es mejor.
En la mayoría de los problemas humanos no es la realidad la que marca la mayor o menor importancia de los hechos: lo realmente importante son nuestros pensamientos, cómo evaluamos la realidad. Vemos como somos. Nuestros pensamientos, en gran parte, inventan, deforman, magnifican la realidad. Dramatizan, personalizan y desfiguran. Nuestros pensamientos crean las metas que deseamos.
Nuestra situación puede ser percibida como el paraíso o el infierno: todo depende de nuestra evaluación de dicha realidad. Dicha evaluación depende de la genética, de la situación o circunstancias, pero fundamentalmente de nuestra actitud.
Y nuestra actitud puede estar dominada por multitud de pensamientos negativos insanos.
Existen dos tipos de pensamientos negativos: los sanos y los insanos. Los primeros me ayudan a vivir mejor; los segundos me crearán más dificultades.
El pensamiento negativo sano se fundamenta en conocerme y saber que yo no tengo, por ejemplo, la capacidad de Superman y si me lanzo desde la azotea de mi casa para dar un paseo volando, lo más probable es que me estrelle. Es absurdo que piense que si me esfuerzo mucho voy a correr los cien metros lisos en cinco segundos. No soy así, tengo muchas limitaciones y soy un poco escéptico (sano) ante los que me intentan regalar objetos gratuitamente.
Un pensamiento negativo insano es el que me ataca en profundidad y no me permite desarrollarme como lo que soy; por ejemplo, el pensar que yo, como persona, valgo menos que mi vecino de enfrente que es millonario.
El primer paso para eliminar los pensamientos negativos es distinguir el pensamiento negativo sano del insano, lo que no siempre es fácil.
Estamos viviendo la época del pensamiento positivo, pero como muchas verdades, se desfigura y abarca realidades engañosas. Por muchos refranes, mantras, eslóganes que me repita todas las mañanas delante del espejo diciéndome que soy Napoleón, yo no soy Napoleón, sino la persona que indica mi carnet de identidad. Esta actitud, en el fondo, está encubriendo una falta de confianza que probablemente se ha desarrollado en la infancia y que debo procurar eliminar.
Posiblemente cuando grito ante el espejo que nadie puede contra mí, hay un murmullo subterráneo que me susurra “no te engañes, en el fondo no vales nada, no sirves para nada, eres un cero a la izquierda”. Son voces interiorizadas de algunas personas con autoridad como padres, amigos, maestros, que me lo repitieron cuando era pequeño y yo no tenía la capacidad crítica suficiente para no hacerles caso, sino que se incrustaron fuertemente en mi identidad profunda.
El segundo paso para eliminar los pensamientos negativos insanos es profundizar en mi identidad y eliminar esos programas subconscientes heredados de una época infantil y escondidos durante muchos años en mi interior que condicionan, dificultan y sabotean mi vida. Busque las raíces y las causas que le han hecho pensar de esa manera
Escriba cuáles son sus deseos, sus anhelos, cuáles son sus puntos fuertes y débiles, y sométalos a una crítica razonable para distinguir lo sano de lo insano. Si es posible con alguna persona amiga que le conozca y le ayude a la evaluación.
Desmonte los pensamientos negativos insanos y conseguirá acceder a una vida libre del miedo, la ira, la tristeza. Donde el desasosiego y la insatisfacción se harán cada vez menores y donde se verá libre de los zarpazos sin fin por lo máximo, lo distinto, lo emocionante y lo perfecto, floreciendo allí donde ha sido plantado, como afirmaba poéticamente Pema Chödrön.
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