lunes, 18 de septiembre de 2017

Folleto 130

La Buena Noticia: la Zona Blanca



¿Cuáles son los problemas principales a los que nos enfrentamos actualmente? Los mismos que siempre han asediado, y asediarán, a la humanidad con algunas tonalidades  accidentales que los hacen distintos dependiendo de la época en la que le ha tocado vivir.

Los problemas esenciales son:
1. Salud (padezco cualquier enfermedad más o menos grave, carencia física, vejez...)
2. Dinero (no tengo trabajo, no puedo afrontar mis deudas y necesidades primarias,,,)
3. Afectividad (relaciones con los demás, matrimonio, soledad, muerte…)

En el fondo, problemas ocasionados por la carencia de una  identidad fuerte que es lo que ofrece sentido a la vida.  Quien tiene un “para qué”, no le importa ni el cómo, dónde o cuándo. El problema es que estoy fuera de la Zona Blanca y miro la realidad desde una situación muy débil.

Le comunico una Buena Noticia. No tiene problemas aunque crea que los tiene. Todos los aparentes problemas son meras anécdotas. Somos niños pequeños que nos quitan el chupete y lloramos. No es que usted ”no sienta y no lo pase mal”, no es que no le duela lo que le está ocurriendo, mientras tengamos un cuerpo el dolor físico y psíquico son inevitables, (la separación de una persona querida siempre producirá dolor, pero este dolor no nos controlará y haremos lo que tengamos que hacer); pero cuando se entra en la Zona Blanca, le daremos sentido al dolor, y no nos abandonaremos al sufrimiento, sino que igual que un niño que está llorando por “niñerías”, si pasa de nivel y se convierte en adulto, el aparente problema deja de tener importancia.

Por mucho miedo (ansiedad, desasosiego), insatisfacción, sufrimiento que esté padeciendo, quiero transmitirle la convicción que todos los problemas por muy aparentemente horribles, tremendos, insoportables que parezcan, tienen una solución: entrar en la Zona Blanca; es decir: subir de nivel, convertirse en adulto. Es lo que en terminología religioso-psíquica se denomina “despertarse”, “liberación”,iluminación”.

Vuelvo a reiterar que cuando le han traicionado, cuando ha perdido su trabajo, a alguien a quien se quiere, cuando se está en conflicto con la familia o se está enfermo se vivencia una gran dificultad y se pasa mal; no entendemos por qué a mí, qué es lo que he hecho mal… El dolor es muy difícil de suprimir porque somos humanos pero si logramos darle un sentido, disminuirá. En el fondo estamos en una situación parecida al que duerme y sueña; todo parece real pero no es sino una desagradable pesadilla, aunque dentro del sueño no lo parezca, y tomamos esta ilusión como la única realidad.

Encerrados en la jaula sombría y exigua que nos hemos fabricado y que tomamos por la totalidad del universo, son raros aquellos de nosotros que podemos siquiera imaginar que existe otra dimensión de la realidad: la zona blanca.  Es como explicarle a la rana que vive en el fondo de un pozo que existe un mundo que se llama Nueva York o el Océano Pacífico. Es incapaz de comprenderlo y nos tomará por embustero

Cuando se llega a la Zona Blanca, al desarrollo de la consciencia, al Reino de los cielos, al amor de Dios (todas son metáforas, el dedo que señala la Luna) se accede a una zona que elimina el temor, la ira, la tristeza; se aprende a florecer donde se está plantado y se acaban el desasosiego, la insatisfacción y los zarpazos sin fin por lo máximo, distinto, emocionante y perfecto, como afirma Chisteter.

La consciencia, la Zona Blanca, es la luz que ilumina constantemente a un mundo oscuro y desordenado. Es la luz que nos da la fuerza para vivir y actuar; es la luz que ofrece sentido a la vida. Vivir en la Zona Blanca, en la consciencia, hace que sin apologías o medidas totalitarias de proselitismo, se irradie esta luz a todo el mundo. Es la invitación que tenemos tatuada en el fondo del corazón.

Todo es un inmenso juego para desarrollar la consciencia, para entrar en la Zona Blanca (recuerde la moraleja de tantos juegos, como “el juego de la Oca”),  y la esencia de la Zona Blanca es el desarrollo de la consciencia para servir, y esto que parece tan ingenuo, demodé y anticuado, es la llave que abre el cofre del tesoro.

El único problema es estar fuera de la Zona Blanca porque todo lo que llamamos problema es en realidad déficit de consciencia. Esta es la verdadera minusvalía.

Resumiendo la Buena Noticia: todos los problemas tienen solución desde la Zona Blanca. Y la Zona Blanca está al alcance de cualquier persona.

Entrar en la Zona Blanca es la  respuesta al sufrimiento humano.

¿Qué debo hacer para conseguir entrar en la Zona Blanca, para desarrollar la consciencia? Lo examinaremos en el próximo folleto.


(*) Iglesia de Santa María de Álvaro Siza. Imagen de entrada tomada de: https://www.pinterest.co.uk/pin/367747125804291548/

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