Divorcio (III)
¿Qué puedo hacer cuando el otro miembro de la pareja incumple los compromisos adquiridos, no quiere dialogar sobre los problemas, no me trata cariñosamente o con la delicadeza que me gustaría, no quiere acudir a ninguna ayuda psicológica, en resumen: es un desastre?
En la vida un 10% es genética, otro 10% son las circunstancias que nos rodean, pero un 80% es nuestra actitud: cómo evaluamos y cómo reaccionamos ante lo que nos sucede. Nuestra actitud es capaz de superar cualquier acontecimiento al que nos enfrentemos. Es más importante que nuestro pasado, educación, el dinero que tengamos, las equivocaciones, los éxitos. Más importante que lo que los demás opinen, digan o hagan. Más importante que las apariencias o nuestra suerte… Moldea nuestros sentimientos y conducta.
La persona infantil define los acontecimientos, los trabajos, en agradables y desagradables, la persona madura está por encima de ese criterio. Su criterio es si le ayudan en su desarrollo psíquico o no le ayudan. Si los sucesos son controlables los aprovecha en esa situación, si no son controlables, su actitud los acepta y busca la oportunidad de crecer, de probarse, de entrenarse, de adaptarse a ellos. Somos los responsables de nuestras vidas, nosotros tenemos la enorme capacidad de elegir. Nadie en la naturaleza tiene esa posibilidad tan desarrollada como los seres humanos. A eso llamamos libertad.
Estás exactamente donde tienes que estar, con la persona que tienes que estar… Vamos a sacar diamantes de esta situación concreta. Aquí y ahora. Enderezaré mis pensamientos y no pediré a los naranjos que den plátanos ni intentaré enseñar a mi perro a maullar. Los fuertes aceptan lo que “es”, se adaptan a lo que es, no huyen, se esconden o amargan. No confundas tus deseos (me gustaría, sería bueno, sería estupendo, etc.) con lo que es. Tu carácter se está forjando con estos obstáculos. Estás tan lleno de vida que no tienes tiempo para llorar, quejarte, odiar, tener miedo. Varios elementos nos definen, pero fundamentalmente tu actitud cuando no tienes nada y tu paciencia cuando no tienes nada.
Específicamente ¿Qué puedo hacer?
1. El norte de mi vida está guiado por la determinación, seriedad, prudencia, cariño, buen humor, por mantener mi palabra. Cuando me casé, di mi palabra para los momentos buenos y malos. Releer la oración de San Francisco: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz”.
2. Reenmarcar la situación, reevaluar mis percepciones: no estoy ante una persona “mala”, sino ante un enfermo, con conducta de enfermo. Puedo elegir ver las cosas de otro modo. No generalices la situación (siempre será así), ni exageres (esto es tremendo e insoportable) ni condenes al infierno a los otros ni a ti. No eres un Dios que juzga. No tapes los elementos positivos de esa persona.
3. La gente es ilógica, poco racional y egocéntrica. Aún así, ámala.
4. Si haces el bien te achacarán motivos egoístas encubiertos. Aún así, haz el bien.
5. Intenta prosperar siempre para ti y para los demás; aunque sea difícil, intenta prosperar.
6. El bien que haces hoy, mañana habrá caído en el olvido. Aún así, haz el bien.
7. Lo que te ha llevado años construir puede destruirse de la noche a la mañana. Aún así, construye.
8. Da al mundo lo mejor de ti y te escupirán a la cara. Aún así, da al mundo lo mejor de ti. (Teresa de Calcuta)
Cuando estés muy cansado, busca el apoyo de los demás, tómate compensaciones y recobra energía y pide, según sea tu cosmovisión, que te sea anunciada la salvación para que lejos del temor y arrancado de las garras del enemigo puedas caminar con libertad y justicia todos los días de tu vida.
Quizás todo esto no esté de moda hoy día. Lo fácil es abandonar, cambiar, ceder; pero atención: se cree que cambiando de instrumento se va a tocar mejor. Es una trampa. Quién tiene que cambiar somos nosotros. Los instrumentos, más o menos, son todos parecidos…
De todas formas, ¡qué difícil es lograr el inteligente y maduro equilibrio entre aceptar lo que es o la resignación cobarde de no querer cambiar tragando ruedas de molino, entre la valentía de no permitir ni un minuto más una situación que no me agrada a pesar de las duras consecuencias o el cambiar infantilmente! Aquí es donde se enjuician nuestras creencias más profundas que siempre deben buscar la correcta proporción entre la compasión hacia mí y hacia los demás sin caer en extremismos. Debemos elegir guiados por la consciencia.
Termino con una bendición irlandesa y otra budista:
1. Que el camino venga a tu encuentro, que el viento sople siempre a tu espalda, que el sol te acaricie la cara, que la lluvia caiga con suavidad sobre tus campos y, hasta que volvamos a vernos, que Dios te sostenga en la palma de la mano.
2. Ojalá sea en todo momento, ahora y para siempre,
Un protector para todos los que no tienen cobijo,
Un guía para los que se han extraviado,
Un barco para los que han de atravesar océanos,
Un puente para los que han de salvar los ríos,
Un refugio para los que corren peligro,
Una lámpara para los que no tienen luz,
Una salvaguardia para los que sufren acoso,
Y un criado para todos los que pasan necesidades. (XIV Dalai Lama Tenzin Gyatzo)
En el próximo folleto veremos qué podemos hacer con la persona que inicia los problemas.
Ánimo y adelante. Sursum corda. Arriba los corazones.
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