Postergar (III)
La superación del mal hábito de postergación no es solamente una cuestión técnica de organizarse, (aunque el organizarse ayuda) porque el problema real está enraizado dentro de nuestra actitud, de nuestra programación cerebral; es elegir el “quiero ahora” sobre el “debería”; la diferencia entre “desear” algo nebulosamente (me gustaría ser astronauta, quisiera y debería hacer ese trabajo) a “querer hacerlo y prepararme aquí y ahora”, es sentir íntimamente que:
si no es aquí, ¿dónde?
si no es ahora, ¿cuándo?
si no soy yo, ¿quién?
La raíz profunda del problema es la lucha entre dos programaciones que yacen en nuestro cerebro (tenemos otra tercera todavía más primaria: la de reptil), la de mamífero y la de homo. Esta última es relativamente joven (solamente tiene unos miles de años, que a escala geológica es ayer por la mañana) y está en pugna continuamente con la de mamífero, más antigua y enraizada. El programa de mamífero es “tómalo y disfruta ahora”. La de homo, más compleja, nos enseña a planificar el futuro y a recolectar en Agosto, a pesar del calor que hace, leña para el invierno. Todavía no está lo suficientemente afianzada en nosotros y es una lucha constante contra el mono que quiere conducirnos a su programa “divierte ahora y pásalo bien”. Realmente un programa muy atrayente, pero solo superficialmente, y que me conduce a que en invierno no tenga leña para calentarme.